⚡DÍA UNO: Cosas que disfrutan⭐

694 52 9
                                    

FECHA DE PUBLICACIÓN: 09 de julio de 2019. 1:42 p.m.

FECHA(S) DE MODIFICACIÓN:
16 de julio de 2019. 3:20 p.m.
•22 de diciembre de 2019. 12:59 p.m.
•1 de marzo de 2020. 7:41 p.m.

NOTAS INICIALES:

•Post-EndGame

[♡]

Era un... ¿Día? ¿Una noche? ¿Una tarde?

Bueno, en el espacio es muy difícil determinar el tiempo mediante las medidas que utilizamos los humanos, así que solamente digamos que era un momento calmado.

Aún no existía algún conflicto espacial o una aventura, así que los guardianes se daban el lujo de disfrutar del ocio mientras la nave se movía sin necesidad de un piloto, gracias a que el mismo espacio era la que la impulsaba.

Rocket y Drax competían en aquel entretenido juego que Nébula les había enseñado, mismo que aprendió en su tiempo de calidad con Stark aquella vez que quedaron varados en una nave.

Nébula mantenía una amena charla con Mantis, estando ambas en el centro de comando, aún si ninguna estuviese manejando al Milano.

Groot estaba encerrado en su cuarto, entreteniéndose con aquel vídeo-juego nuevo que Rocket le había comprado en la última misión.

Mientras tanto, Quill picoteaba desganadamente un sándwich muy bien preparado, acariciando a penas con sus dientes la corteza del pan.

Últimamente todo le parecía tan... verde.

Extrañaba a Gamora, por su puesto que lo hacía, pero buscarla estaba empezando a perder el sentido. Vamos, ni siquiera había dejado una sola y miserable pista que le diera esperanzas.

Le dio una ojeada a su alimento y lo primero que captaron sus ojos fue la lechuga, con un tono tan verde y brillante, tan vivo.

Frunció el ceño con disgusto mientras su vista se empañaba. Realmente odiaba que cualquier cosa, incluso la más estúpida e insignificante, le recordara a ella.

¿Esta era una clase de broma de mal gusto? ¿Un castigo?

Ni siquiera sabía a quien culpar por su miseria. Quizás a él mismo, gracias a su enorme estupidez.

Dejó el sándwich en un plato, bajándolo suavemente. Y qué vergonzoso sería admitir que le costó soltarlo.

Alejó las manos del plato, lentamente, como si tuviera miedo de que a la mínima brusquedad el alimento pudiese desaparecer.

Realmente patético.

Sin dejar de admirar al alimento, comenzó a bañarse en esa laguna mental, llenada con el más puro desprecio hacia sí mismo combinada con grandes porciones de tristeza.

Dejó de lado los gritos de victoria de Rocket y de molestia por parte de Drax, los murmullos amenos de Mantis y Nébula y las maldiciones de aquel tronco que no sabía moderar su lenguaje.

Todo se volvió una deprimente atmósfera de soledad y silencio.

Se encerró en una burbuja, ahogándose en múltiples pensamientos negativos, sin inicio ni final, pero muy bien dotados de maldiciones a su persona y finales tristes.

-¡Amigo Quill!- Y con la precisión de un alfiler, la masculina voz de Thor reventó su burbuja, sorprendiéndolo en el acto.

Quill parpadeó y un par de lágrimas se escaparon a toda prisa de sus cuencas.

Sin darle importancia, volteó hacia el Dios panzón que le hablaba, mismo que portaba una enorme y optimista sonrisa.

Después de que el Dios del Trueno se presentase con tan terrible imagen, la barrera de los prejuicios se derrumbó entre ambos, dejando que StarLord le diese una oportunidad al rubio, encantándose por lo divertido e irreverente que podía llegar a ser por su propia torpeza. Cosa que más que ser molesta, le resultaba divertida y hasta en cierto punto adorable (otra cosa añadida a su lista de "cosas que nunca admitiré en voz alta").

-¿Qué sucede, Thor?- Cuestionó aquel que poseía orbes verdes, mirando los ojos bicolores.

Al notar las lágrimas que habían corrido, el Dios amenó su sonrisa, sin desaparecerla.

El rubio acercó una silla para quedar a la par del capitán de la nave, posteriormente rodeó los hombros del mismo con su carnoso brazo, todo bajo la atenta mirada del guardián.

Sus rostros se mantuvieron cercanos, mirándose el uno al otro y Thor acentuó su sonrisa. Estaba encantado de sentir aquello de nuevo.

En respuesta ante el gesto del Asgaridano, el mitad-humano atinó a dibujar una suave sonrisa en sus labios, sin despegar la vista de los orbes contrarios.

Gracias a la visión periférica, Thor logró divisar algo sobre la mesa, haciendo que volteara en esa dirección, encontrándose con el apreitivo que tanto había echo sufrir a Peter. Por su parte, el pelirrojo desvió la vista hacia donde el rubio, para así evitar observar aquel objeto.

-¿Piensas comértelo?- Cuestionó seriamente el Dios, sin apartar la vista del sándwich.

-No- Respondió tajante el contrario, sin levantar la vista.

El tono de voz llamó la atención de Thor de inmediato. ¿Qué tendría ese sándwich que podía poner así a su Amigo Quill?

No lo sabía, pero sí sabía que esa mueca decaída no le quedaba para nada a ese rostro de bellísimas facciones. Y por eso, debía de cambiarla.

-¿Sabes?- Comenzó con un monólogo, ganándose la atención del mitad-terrano y que por ende, este alzara su vista hacia él. -Después de una gran batalla, siempre hay muchas cosas difíciles: muchos problemas, muchas pérdidas...- Ambos ojos destellaron de dolor líquido al recordar a su amado hermano, su madre e inclusive su padre. -pero... si algo me ha enseñado todo este tiempo que estuve lamentándome, es que si ahogas tus penas con comida y cerveza, después lo lamentarás- Posteriormente, con su mano libre tomó todo lo que pudo de su barriga, para sacurdirla un par de veces, haciendo que esa gelatinosa parte de su cuerpo se moviera de arriba a abajo como pequeño terremoto.

Quill estalló en risas por la acción del Dios, y este miró encantado como el guardián dejaba de lado su tristeza gracias a él.

Una vez las risas menguaron, Thor continuó: -Lo que quiero decir, es que hay muchas formas de afrontar un problema, pero la peor de todas es hacerlo solo- Posteriormente, plameó suavemente el hombro del contrario. -por eso estoy aquí, quiero ayudarte, Amigo Quill- Los ojos bicooores se posaron en los verdes, transmitiendo toda la sinceridad que las simples palabras no podían.

Esa fue la gota que derramó el vaso. Sin poder resistirse, el guardián se lanzó a los brazos del Dios, riendo con unas cuantas lágrimas escapando y siendo recibido por el amable rubio.

Se pasaron el resto de aquel calmado momento hablando, sin perder en ningún segundo la conexión de sus ojos y sin que Thor pudiese ser capaz de retirar su brazo de los hombros del pelirrojo. Entre risas y bromas, los problemas que a Quill abrumaban fueron menguando, para dar paso a un agradable tiempo juntos.

Porque junto al otro, las cosas más simples son aquellas que más se disfrutan.

⚡THORQUILL WEEK 2019⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora