⚡DÍA SIETE: saliendo/reuniéndose ⭐

332 43 3
                                    

FECHA DE PUBLICACIÓN: 15 de julio de 2019. 9:43 p.m.

FECHA(S) DE MODIFICACIÓN:
•22 de julio de 2019. 7:29 p.m.

NOTAS INICIALES:

Un AU, dondo todo salió bien en Infinity War.

[♡]

Todo comenzó cuando derrotaron a Thanos, todos los luchadores celebraron con silenciosas y cansadas sonrisas, agradeciendo que todo haya terminado, por fin.

—¡Hay que avisar a los demás!— Recomendó Thor, teniendo impreso el placer de la victoria en su rostro.

Dicho y hecho, todos aquellos que acompañaban a Stark se entaron del reciente logro gracias a los comunicadores de alta tecnología que poseía S.H.I.E.L.D. y gracias a la información obtenida los Peters, Tony, Drax, Mantis y Strange llegaron a la Tierra por medio de la Milano.

La celebración de la victoria fue bastante emotiva, llena de lágrimas, risas y reconciliaciones. En seguida, Stark prometió una fiesta tan grande como el mismo suceso, la cual tomaría lugar el día siguiente.

Cuando la noche cubrió en su oscuro manto salpicado de luces distantes a New York y la paz y el silencio dominaba cada rincón de la torre Avengers, Quill fue despertado por firmes pisadas que se paseaban por los pasillos.

Sobresaltado por todo lo que había ocurrido recientemente, tomó sus armas y abrió discretamente la puerta de la habitación en la que descansaba. Fue ahí cuando una fornida sombra lo interceptó. Era Thor, quien lo atrapó con un abrazo empapado de compañerismo.

El pelirrojo no renegó e incluso correspondió al tacto, pues esa tarde de reconciliaciones fue cuando él y Thor decidieron hacer las paces y empezar de nuevo.

Una vez se separaron, el Guardián se aventuró acuestionar: —¿A dónde vas, Thor?— Una ceja enarcada fue la cereza del pastel, el accesorio perfecto para aquel rostro empanizado en duda.

—Tengo que volver a mis tierras— Explicó de manera sencilla y rápida el Dios. —fue un placer haber peleado a tu lado— Con una ligera reverencia, el rubio dio media vuelta, dispuesto a irse.

—Espera— Acompañando su petición, el de ojos verdes tomó la muñeca del contrario. El agarre no era ni fuerte ni firme, pero fue lo suficiente para hacer que Odinson volteara. —¿No piensas quedarte a la fiesta?—.

Thor le regaló una sonrisa llena de dulzura, que casi no le supo por la falta de iluminación. La mano que sostenía su muñeca fue tomada con ambas palmas del Dios, regalándole un beso casto en los nudillos para después devolverla delicadamente al costado donde ésta pertenecía.

Quill ignoró la posibilidad de cortejo en los actos del rubio, y decidió atribuirlos a su cultura, la cual desconocía absolutamente.

—Me encantaría volver a verte, amigo Quill, ¿Por qué no vas algún día con tu tripulación a Asgard? Tenemos licor de calidad y siempre habrá un lugar para ustedes— Nuevamente sonrió, esta vez deslumbrando cordialidad.

Quill le devolvió el gesto. —Dalo por hecho, grandote—.

Y en otro furtivo abrazo se despidieron.

Bastante tiempo después, Quill finalmente se decidió por reunirse con el Dios. Una vez la decisión fue tomada en silencio, comentó el plan con sus amigos y, a los segundos, la nave se dirigía en dirección a Asgard.

Cuando los Guardianes llegaron a su destino, Thor los recibió de brazos abiertos y los guió el reino.

Antes de que Peter se diera cuenta, los demás Guardianes ya se habían escapado, diluídos como agua entre los dedos. Sin embargo, eso no lo detuvo en su travesía junto a Thor, llena de risas, bromas y charlas amenas.

El rubio los adentró a un lugar más bien rústico, como si estuviese sacado de aquellas películas temáticas sobre vikingos. El pelirrojo supo exactamente cual era el lugar cuando un aroma excesivamente potente a alcohol penetró sus fosas nasales, logrando marearlo.

A ambos les sirvieron el tan aclamado "licor Asgardiano" y Quill supo cual fue la razón exacta por la cual Thor tomaba el alcohol terrano como si fuese la más pura y cirstalina agua. Por lo menos podría pavonearse al haber sobrevivido a medio tarro de licor Asgardiano.

Mientras Thor terminaba y acababa con copiosa cantidad de tarros, Peter daba ocasionales sorbos que lograban descolocarlo gravemente.

Las charlas agradables siguieron, las bromas subieron de tono y las risas se convirtieron en estruendosas carcajadas.

El pelirrojo despertó en una enorme y mortalmente cómoda cama, con la peor resaca de su vida y un rubio angelical admirándolo con ternura.

Después de asegurarse que nada "inpropio" había pasado entre ellos, acordaron volverse a ver. Con la única condición de que ya no abría tanto alcohol de por medio.

⚡THORQUILL WEEK 2019⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora