Isaure entró corriendo por las puertas principales del hotel Les Deux Lunes, se topó con un hombre que podría ser el botones y sin preocuparse por comprobarlo le entregó sus pertenencias casi lanzándoselas encima. Su despertador había sonado unas 9 veces y si no fuera por Paula, la ama de llaves, quien prácticamente la tiró de la cama, no se habría levantado el resto del día, apenas había logrado conciliar el sueño al amanecer y estaba demasiado molesta como para querer participar en la triste parodia de su sueño más preciado: casarse con un hombre que amara. Sin embargo, sabía que al no asistir no estaría sólo defraudando a su prima favorita, sino que también estaba defraudando a toda la familia al no cumplir con un papel tan importante como ser la madrina de la boda.
—Habitación 407, por favor... ¡Hey! —exclamó al ver que su botones le devolvía de forma grosera sus pertenencias, quizás tan grosera como ella lo había sido.
—No llevaré tu trasero arrogante a ningún lado —dijo el hombre alisando su smoking de una forma que logró que Isaure siguiera inconscientemente el camino que trazaba con sus manos, era realmente guapo y el reloj que llevaba en su muñeca dejaba bastante claro que no era un simple botones.
—Oh... —no encontraba las palabras de disculpas correctas—. Lo siento, lo he confundido con...
El hombre se dio media vuelta y salió del hotel dejándola a medio discurso. Isaure tuvo la tentación de correr tras él y golpearlo por dejarla hablando sola, con lo mucho que le costaba pedir disculpas y venía el ridículo ese a ignorarla.
Soltó una bocanada de aire para dejar ir la frustración, ya había perdido demasiado tiempo, se dirigió hacia recepción y pidió esta vez, con mucho cuidado, un botones para llevar sus pertenencias y dirigirla a la habitación donde Daphne y el resto de las damas de honor se alistaban al mejor estilo de historia de Princesas Disney.
Isaure llegó al umbral apresurada y se quedó petrificada al observar la escena de ensueño, realmente era como la típica historia romántica de Disney, si no supiera que todo era una farsa se habría conmovido, pero luego de la confesión de Daphne todo esto le parecía nauseabundo.
Aquel cuento de hadas perdió color de un momento a otro, Isaure pasó con expresión sombría entre el resto de mujeres a medio alistar, cada una con batas rosadas con inscripciones doradas en la parte de atrás que rezaban "Dama de Honor". Se acomodó en la butaca más alejada de las ajetreadas damas de honor, bromeando y riendo con su prima, por un segundo creyó comprender por qué Artemisa se comportaba de esa forma tan distante y apática, quizás todo en la familia no era más que una fachada comercial y ella lo sabía de sobra.
—Aure... —La novia no había ignorado su llegada y al parecer se había apartado de las chácharas para pedirle disculpas por lo de la noche anterior.
—No te disculpes, Daphne —se apresuró a decir mientras abría su maleta y desenfundaba el largo vestido color vino—. Ayer hablaste con tanta sinceridad que si dices algo ahora mismo lo tomaré como hipocresía.
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Ojos de Luna - LeoKat
Romantik"Quizás la magia no está en la luna, sino en quien piensas cuando la ves brillar" ...