Capítulo 4: Sentimientos Encontrados

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En el espacioso vestidor de una de las tantas habitaciones de la casa de la familia, Isaure se encontraba mirándose en el espejo de cuerpo completo frente a ella, analizando su anatomía como si fuera algo recién descubierto, ella estaba totalmente...

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En el espacioso vestidor de una de las tantas habitaciones de la casa de la familia, Isaure se encontraba mirándose en el espejo de cuerpo completo frente a ella, analizando su anatomía como si fuera algo recién descubierto, ella estaba totalmente consciente de lo hermosa que era, había crecido escuchando innumerables halagos hacia ella, pero no había vanidad en su actitud. La razón por la que permanecía allí de pie era la esperanza de que el espejo le tragara o que le hiciera olvidar el desastre en el que se había convertido todo; desde el momento en el que Daphne Fengari le había contado su historia, su vida se había vuelto un mar de sentimientos encontrados y su pesimista corazón no paraba de recordarle que ella, probablemente, tampoco tendría un final feliz.

Un suspiro no planeado la sacó de su ensimismamiento al fin. Isaure necesitaba recordarse que el tiempo seguía transcurriendo aunque ella se quedase en total pausa, se dio media vuelta y se obligó a terminar de vestirse con lo primero que encontró en su guardarropas: Una franela holgada y unos shorts de jeans bastante cortos y cómodos; definitivamente no era una opción para socializar.

Quedarse en casa el resto del día era una ventaja inadvertida al momento de vestirse, ya que no necesitaba preocuparse por agradar a la vista de otros.

Aprovecharía de hacer todo lo que le viniera en gana dentro de lo aceptable mientras no estuviera comprometida aún, de todas formas su futuro estaba totalmente preparado y firmado, así, sin que a alguien le importara su opinión. No pudo evitar hacer una mueca cuando pensó nuevamente en que ella sería sólo el premio de un contrato familiar y de lo mucho que despreciaba esa realidad.

Isaure era consciente de que estaba rompiéndose el cerebro sin necesidad, pero ya no tenía ganas de luchar contra sus propios pensamientos que no dejaban de atormentarla desde hacía dos noches; su mente revivía una y otra vez las palabras de su prima «Aure, prométeme que encontrarás el amor y que te aferraras a él sin importar qué pase» ¿En qué estaba pensando Daphne cuando dijo aquellas palabras? Isaure no se había detenido a pensar antes en la posibilidad de casarse con alguien a quien amara, sino con el hombre adecuado... pero ahora, al ver a su prima mayor con el corazón destrozado diciendo "Sí, acepto" a un hombre que no ama y recordar a Artemisa quien sabe qué haciendo para conseguir, justamente, a ese hombre adecuado para los negocios familiares, le pintaban un futuro que la aterraba más que cualquier película de la saga de El Conjuro.

Eso no te pasará a ti, Isaure Fengari —se dijo mirándose con determinación en el espejo.

Necesitaba crear su propia historia, una donde ella no sufriera, donde no viviera entre mentiras y principalmente uno donde ella fuera la dueña de sus decisiones, de cómo y cuándo experimentar cada etapa nueva de su vida.

No obstante, por ahora lo único que quería era despejar la mente, tener un día tranquilo en el que pudiera ser simplemente ella, luego se encargaría del resto.

Isaure tomó sus tenis más cómodos y se los colocó sin desatar las trenzas, había hecho una experta en eso, era sólo cuestión de tiempo para que cada par de zapatos nuevos cedieran a sus escurridizos pies.

Ojos de Luna - LeoKatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora