Capítulo 22: Encuentro Inesperado

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<><> Pov Connor <><>

Desde la altura de esta terraza tenía vista plena y clara de la entrada y el lobby del Hotel a donde me habían citado. Luego de haber pensado con orden las cosas junto a Kate, ambos concordamos en que se podía tratar de una trampa y en busca de una solución rápida la peliroja tomó la iniciativa de ser ella quien entraría -con peluca y gafas que encontramos en la habitación de mi madre que servirán para evitar que ella sea reconocida- y yo me encargaría de custodiar la zona exterior.

Había pasado solo un minuto en que mi compañera había entrado al Hotel y ya empezaba yo a arrepentirme de esa decisión, sino era una trampa y era algo real estaría poniendo en completo riesgo la vida de mi madre. Aún podía hacer algo; podía bajar y entregar a la peliroja a cambio del bienestar de mi progenitora, pero por alguna razón no lo hice.

Observé como la muchacha se ubicó cautelosamente en el lobby mientras buscaba con la mirada algo digno de su atención pero todo parecía en vano. Mi posición sobre el edificio del frente me ayudó a verla -no me refiero a Kate-, ver a mi madre. Mi boca se entreabrió al ver como la llevaban un par de uniformados de Richard junto a una chica con una apariencia peculiar parecida a la de Karen y, posteriormente, mi madre fue encerrada en una habitación en compañía de la chica peliazul que antes quiso lastimar a las gemelas.

Sin posibilidad de informar aquello a mi compañera me atreví a transportarme por los aires a la terraza del Hotel y rápidamente empecé a bajar las escaleras hasta el piso en que había visto a Maggy. Para mi sorpresa en el pasillo no había nadie y en modo sigilo me acerqué a la puerta de la habitación en que calculé retenían a mi madre.

Antes de entrar me sentí en la necesidad de elaborar un plan debido a que esperaba que aquella muchacha, que también debía estar adentro, tuviera habilidades anormales.

—Acabo de ver la noticias. Solo espero que tu decisión de recurrir a Kahterine Lohan no conlleve a consecuencias inesperadas.— no dudé ni un segundo de que esa voz era la de mi madre, ¿pero a quién le hablaba así? Además, no se escuchaba que estuviera en condiciones inconformes ni en papel de prisionera. —Una de las gemelas está en el lobby, creyendo ser irreconocible por tener una de mis pelucas, y Connor debe estar por alguna parte de acá. Envía hombres a mi casa, el resto debe estar allí, con ayuda de a quien infiltramos los capturaremos con seguridad.— no podía creerlo -¿mi madre era parte de todo esto?-. Su voz se escuchó un poco más cerca pero no me importó. —Hay que capturarlos a todos finalmente, Richard.— acabado de decir el nombre de ese hombre la puerta se abrió y al fin pude ver su rostro que dejaba caer el teléfono que antes sostenía cerca de su oído.

—¡Mamá!— exclamé al ver que se quedaba quieta examinándome de pies a cabeza.

—Connor.— murmuró con tristeza mientras hacía un intento fallido de abrazarme. —¿Cómo... ?— ella se había quedado sin palabras.

—Eso mismo pregunto yo, ¿¡cómo pudiste hacer esto!? ¿¡cómo pudiste hacerme esto!?— quise llorar pero no estaba dispuesto a mostrarme vulnerable ante ella ahora, ni nunca.

—No es... no quería... Richard... — ella estaba muy nerviosa y se rompió delante de mí con su mirada vagamente cristalizada.

Mi confusión era tan grande que pensé en la posibilidad de que todo siempre se había tratado de un sueño, un sueño muy largo del cual era casi imposible despertar. Recordé el escenario que se presentó cuando estuve capturado, donde mi madre se encontraba colgada en un estado demacrado, esto no podía estar pasando, esto era imposible.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué... ?— no pude continuar hablando, alguien había posicionado su mano sobre mi hombro y esto me obligaba a quedarme quieto. Con problemas giré un poco la cabeza y contemplé a la peliazul que congelaba mi cuerpo en una simple acción.

—No lo mates.— fue la orden de mi madre mientras buscaba mi mirada que se perdía lentamente.

<><> Pov Kate <><>

Algo estaba pasando. Todo era raro; las recepcionistas habían dejado su lugar de trabajo por perderse dentro de una puerta que se encontraba a sus espaldas.

El lobby estaba completamente solo y cuando quise darme cuenta el vigilante también había abandonado su lugar.

Sin perder más tiempo me decidí en salir del Hotel y cuando llegué a la entrada ésta había sido cerrada de alguna manera que no logré ver. Me alarmé y volví la mirada a la sala en busca de otro forma de salir pero fui invadida por el pánico al centrar mi atención en la presencia de dos personas que eran cubiertas por el temeroso uniforme gris de la gente de Richard.

Armé mis manos con bolas de fuego que me atreví a lanzar en su dirección; ambos sujetos las evadieron con facilidad y tomaron las armas que se encontraban en sus respectivos cinturones. Como acto defensivo me oculté tras el sofá donde estuve esperando minutos antes; no escuché ni un solo disparo, nuevamente formé esféricos de fuego y cuando volvía para atacar una vez más, me obligué a detenerme debido a la escena que se presentaba a varios pasos de mí: el incendio que se estuvo a punto de propagar por todo el lobby como consecuencia de mis lanzamientos fallidos había sido detenido y en si lugar se encontraban pequeña estructuras de hielo.

Siendo resguardada por los uniformados, yacía de pie con su mirada neutra la chica que antes nos atacó en el callejón -cuando estuve con Karen-, pero la verdadera causa de mi parálisis se debía a que Connor se mantenía inmóvil con la mirada perdida y un arma que apuntaba directamente a su cabeza al lado de la chica.

—No quieres que él muera, ¿o sí?— inquirió sin cambiar su expresión. Tragué saliva con dificultad, desapareciendo las bolas de fuego.

Ella caminó lentamente hasta mi lugar a la vez en que mi mente no tomaba una decisión final. No quería abandonar a Karen, pero tampoco estaba dispuesta a dejar que mataran a Connor por mi culpa. Al menos mi gemela estaba segura.

La chica me miró con lástima cuando ubicó su mano sobre mi hombro. Le respondí su mirar clamando piedad mientras sentía una helada temperatura que invadía mi interior; poco a poco mis articulaciones se volvieron difíciles de mover en el momento en que mi respirar se tornó pesada.

Me dejé llevar por lo que ocurría cerrando los ojos y, finalmente, perdiendo el conocimiento.

Mutantes: El Comienzo de una Nueva Era.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora