Mutantes: El Comienzo de una Nueva Era.

Capítulo 17: Primera Generación II

<><> Pov Connor <><>

Aún no podía creerlo; había regresado a casa, solo; sin mi madre, sin los demás -¿cómo?-

Recorrí cada rincón de la casa un par de veces y terminé en la sala; nada fuera de lo usual, todo estaba tal cual lo recordaba. Al estar en la cocina tomé un cuchillo con la única intención de estar preparado ante cualquier cosa que pudiera llegar a ocurrir, pero no ha pasado nada.

Me encontraba sumamente indeciso sobre qué hacer; no podía llamar a la policía y decir que estuve secuestrado en alguna parte de Rusia y que luego fui devuelto a Manhattam - New York sin saber cómo, solo quería decir que mi madre había desaparecido pero con las cosas que aún permanecían en mi espalda era totalmente imposible que la situación se fuera a resolver pronto y de buena manera, para mí. Me encerrarían en algún lugar poco conocido y, posiblemente, pasaría por cosas peores a las que ya había estado expuesto.

Algo llegó a mi mente y no dudé en hacer caso a mis pensamientos, me levanté del sofá de la sala y avancé rápidamente de nuevo en dirección a la cocina quedando inmóvil justo en frente del calendario, -dos semanas- han transcurrido dos semanas desde la última vez que tuve consciencia del tiempo: en dos semanas me han llevado y traído de Rusia y allí me han transformado a esto que ahora soy: un Mutante.

Tomé una chamarra de algún lado de la habitación de mi madre y cubrí lo más posible el par de alas en mi espalda, que ahora se encontraban cerradas -porque así lo quise-, por lo que a la vista de cualquiera solo se notaría un bulto en la parte superior de mi espalda -podría ser una mochila-. Guardé el cuchillo entre el bolsillo de la chamarra y me dediqué a salir de la casa observando todo el alrededor.

A simple vista todo permanecía igual a como las cosas se conservaban en mi memoria. El silencio era mi única compañía presente en el exterior, me acerqué hasta la acera y caminé sin algún rumbo intencionado observando sin interés las demás casas mientras que mis pensamientos solo buscan una solución sobre qué debería hacer.

Al haber avanzado al menos tres calles, y sin haber tomado alguna decisión, centré mi atención en un grupo de personas que rodeaban expectantes alguna casa y muy cerca de ésta yacía una ambulancia que alarmaba a cualquiera que pasara cerca.

Sentí alguna mirada puesta en mí, me detuve a la distancia y rebusqué entre las personas presentes para conectar aquellos ojos que me venía con cautela a los míos, pero en vano fue mi acción porque no obtuve el resultado deseado por lo que sin pensarlo me acerqué a contemplar aquella escena.

Me abrí paso entre las personas que murmuraban cantidades de cosas incomprensibles y llegué hasta adelante donde solo un cinto amarillo, y dos oficiales del otro lado, prohibía un mayor acercamiento por parte de los observadores.

No tuve tiempo para reaccionar al ver que se trataba de Alice a quien sacaban atada a una camilla hacia la ambulancia. Alcancé a escuchar las palabras drogas y alucinaciones de parte de algunas personas a la vez en que buscaba la forma de escabullirme hasta el otro lado pero fue de una manera más agresiva en la cual crucé debido a que alguien empujó bruscamente mi cuerpo adentro de la zona restringida haciéndome caer de rodillas y ser el nuevo centro de atención.

Levanté la cabeza mientras examinaba desde la punta de los pies al posible causante de mi caída que también había cruzado el cinto amarillo; todo su cuerpo masculino estaba sobredotado de masa muscular por lo que hacía pensar a cualquiera que era alguien que trabajaba duramente su musculatura a diario en un gimnasio, en cada una de sus manos sujetaba firmemente lo que parecía un cuerno de animal y su nariz no pasaba desapercibida debido al pequeño aro que guindaba de ella al igual que los toros. Sus ojos carmesí era otra característica sobresaliente de mi oponente debido a su piel morena y sus rulos oscuros. Acabada mi inspección no dudé en que fuese otra víctima de Richard enviado para llevarnos a Alice y a mí.