~The Letter~ Jenlisa | Chaesoo

XXIII

-Por favor ponte cómoda Jennie, Milla estará de regreso en cualquier momento para empezar con la cena. - habían llegado a la casa de los Manoban, Jennie había declarado que el padre de Lisa le agradaba muchísimo, no había dejado de hacer pequeños chistes en todo el camino, acompañado de comentarios ingeniosos y sobre todo no había intentado ponerlas en vergüenza como la madre de Lisa, este se acercó a su hija y le susurro algo, por lo que la rubia se sonrojo muchísimo.

-Vamos Jennie? - la castaña frunció un poco el ceño al ver que la rubia no la veía, hizo una reverencia al padre de Lisa y fue tras de ella, la casa de los Manoban estaban muy bien decorada, tenía una iluminación exquisita, la mitad de la piscina estaba dentro de la casa y la otra mitad fuera, si querían nadar sin demasiado sol era perfecta y ahora que era de noche se iluminaba de forma tenue desde adentro, subieron unas escaleras y se detuvieron en un enorme pasillo - yo... Esta es tu habitación - apunto la puerta a su derecha, se acerco a ella y la abrió deteniéndose en medio de lumbral - la mía es esa - apunto a la puerta frente a donde estábamos - Si... Si necesitas algo... Lo que sea, solo dime - camine hasta llegar a estar frente a ella

-Porque no me ves? - me molestaba que no me viera, no después de lo que acababa de pasar.

-Por nada - bajo la mirada

-Lisa que pasa? - puse mi mano y levante su rostro, ella inmediatamente se acerco a mi y me abrazo, me tomó por sorpresa y tarde un poco en reaccionar cuando finalmente lo hice le devolví el abrazo.

-Después de hoy no sé cuánto tiempo pueda estar lejos de ti... - pude sentir como mi sonrisa se agrandó al instante, esta mujer podría matarme de ternura si lo desea

-No tenemos que estar lejos una de la otra, pero supongo que es mejor dormir en cuartos separados, no sé si podría resistirme a ti - ahora levantaba su cabeza y unos enormes ojos marrones me miraban con una ternura y sorpresa enorme

-Lo dices en serio? - ahora fui yo quien me escondí, metí mi cabeza en su cuello

-Puedes dejar de ser tan jodidamente adorable por favor? - soltó una gran carcajada, de repente ambas escuchamos voces en la planta baja y nos dimos cuenta que seguíamos en el lumbral de la habitación - será mejor que nos preparemos para cena, quiero dar una buena imagen a mis suegros - la rubia asintió con una sonrisa, pero aún no me soltaba, levante mi cabeza de su cuello y la vi, ella estaba expectante, se acercó lentamente y rozo mis labios, y se separo, Dios era demasiado poco, tener a Lisa así era muy poco necesitaba más de ella, si seguía de esta manera no podré alejarme de ella. Soltó su agarre en mi cintura y empezó a caminar, dejándome embobaba

-Sera mejor que me duche, dice mi padre que olemos a sexo

-Queeee?? - eso me hizo despertar de mi ensoñamiento, eso fue lo que le susurro

-Eso me dijo cuando llegamos que apestábamos a sexo - abrió la puerta de su habitación mientras reía - nos vemos - hizo un guiño y desapareció, mientras yo me quedaba atónita ahí parada, que vergüenza, perfecto Jennie en ambas ocasiones que conoces a los padres de la chica que te gusta estas en situaciones nada oportunas para conocer a los suegros me di un pequeño golpe en la frente, soy una idiota. Entre a la habitación, la cual era realmente hermosa con una pequeña vista al jardín delantero y me dispuse a prepararme solo espero arreglar esta metida de pata

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Lisa toco la puerta de la habitación donde estaba Jennie, se sentía nerviosa pero no sabía exactamente porque. Cuando la puerta se abrió su boca pudo haber rozado el piso con facilidad.

-Demasiado? - Jennie estaba frente a ella con un vestido negro corto y la espalda destapada, quizá habría sido demasiado si hubiese llevado tacones, pero llevaba deportivos lo que le deba un toque informal, sus piernas, su cintura, todo en ella era hermoso, apenas llevaba maquillaje y sus labios tenían un pincelazo de rosado que hizo que Lisa tragara con dificultad al imaginar probar esos labios, sus ojos gatunos la miraban con curiosidad y nerviosismo, Jennie podría provocar un ataque cardíaco solo con su existencia