~The Letter~ Jenlisa | Chaesoo

XXI

-JEEEEENNIE! - Jisoo se acercaba con paso rápido a la castaña la cual se encontraba en el desayunador con una taza de cereal no muy animada - necesito que hagas algo por mi, es muy importante - parecía agitada

-Claro Jisoo dime que pasa - la castaña había saltado del taburete contagiada de la ansiedad de su amiga.

-Ve a St. James's Park, te entregaran unos documentos realmente importantes, mi padre me había dicho que debía ir por ellos y lo he olvidado completamente

-Tardare una hora o más en ir, no estaré en tu clase - sonaba desanimada y aunque había dicho que no quería ver a la rubia, si que quería verla.

-Lo sé, por favor Jennie has esto por mi

-Muy bien, dame las llaves - estiro su mano al ver las llaves del auto de Jisoo colgando de su mano

-Oh no, imposible, debes ir en tren o en metro, la estación de tren es más cercana, yo... Debo ir a una reunión luego de clases. Joaquín te estará esperando en la entrada sur del parque. - hablaba rápido sin duda ansiosa - te explicaré en el camino, vamos - empujó a Jennie fuera del apartamento

-Jisoo el lado sur del parque está cerrado al público - hablaba ya dentro del auto de la pelinegra, aquellos documentos debían de ser realmente importantes por la tensión de su amiga

-Te ha dejado las llaves al lado de la entrada, dijo que había un pequeño agujero que tapan con una roca y que ahí estarán, solo debes entrar

-Estas en drogas Jisoo? Porque tanto misterio con un par de documentos?

-De que hablas Jennie, es solo que son realmente imponentes, mi padre no me los confiaría de esa forma si no lo fuesen. - a la castaña esto no le convencía había algo realmente raro en todo eso

-Y quien es ese tal Joaquin, no he escuchado de él

-Aquí estamos -se estacionó frente a la estación del tren - tú has lo que te pedí y por favor se discreta al entrar, no queremos que nadie se entere.

-Pero...

-Adiós - prácticamente la empujó fuera del auto, se quedó pasmada por un momento y frunció el ceño, empezó a caminar hacia donde saldría el tren.

-Muy bien, la deje en el la estación - la pelinegra hablaba por teléfono

"Muchas gracias Señorita Kim del resto me encargo yo"

-Más te vale que todo salga bien Manoban, porque si no es así Jennie me estrangulara - La noche anterior antes de que llegara su amiga, la rubia la había llamado. Le había dicho lo que había pasado y que necesitaba que la ayudara para poder hacer algo para la castaña. La pelinegra se arriesgaba mucho al creerle a la rubia, pero después de que su amiga soltando los mejores verbos nunca mencionados de todas las maneras en las que podía morir la rubia y la castaña en ropa interior, no dudo en ayudar a la rubia. Pues según está no era justo que todo terminará así, y mucho menos antes de empezar.

"Saldrá bien, lo prometo"

-Por último Manoban, más te vale que la única chica que tengas sobre ti en ropa interior sea Jennie - dijo en voz amenazante aunque la amenaza no le había desagradado para nada a la rubia

"Eso espero" soltó una risita y colgó

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La castaña se había aburrido en el transcurso del viaje, Jisoo la había sacado tan rápido del departamento que no pudo tomar sus audífonos, ni su libro, y su celular iba descargado, si lo usaba mucho moriría y no sabía si tendría que llamar a la policía por encontrarse con un misterioso Joaquin, quien Jisoo no le había dicho ni si quiera como era.
Bajo en la estación de tren y considerando que eran unas seis calles hasta la entrada sur del parque, decidió caminar, la ciudad estaba tranquila y a pesar del frío había un cielo azul despejado. Nunca había ido por esa entrada, puesto era una de las zonas exclusivas del parque que se abría solo una vez al año a los turísticas.
Llegó a la entrada con un enorme portón blanco, busco la esquina donde le había dicho que estaba la llave, movió la piedra y efectivamente había un agujero en la pared, le dio un terrible temor meter la mano ahí y que lo que tocase fuese algo completamente distinto a una llave, respiro profundo y metió la mano, rápidamente encontró el metal frío de una gran llave, era más grande que las actuales y tenía unas iniciales en ella S.J.P. Tenía un enorme cordón rojo con dorado, miró a su alrededor y a pesar de la cantidad de personas que pasaban por ahí, nadie le prestaba real importancia, tomo la llame y la introdujo en la cerradura, hizo un sonido chirriante mientras la giraba, pero abrió de forma inmediata.