CAPÍTULO IV

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Lunes, y con ello otra semana comenzaba. Aquel día, Julie, se encontraba indecisa de qué ponerse, pues el clima estaba húmedo. Tenía la música a todo volumen en su teléfono celular, Amarillo de Shakira se escuchaba por el altavoz. Amaba la canción, podía bailarla y cantarla por horas. Aquel día tenía un examen para el cual había estudiado todo el fin de semana, se sentía un poco confiada al respecto.

Una blusa de tirantes negra junto a una camisa de cuadros azules y un pantalón jeans fue la elección de su vestimenta. Azul, su color favorito, lo amaba al punto de tener prendas, cortinas, uniforme y hasta instrumentos de ese color. Era como tener su propio sello personal. La madre de Julie entró a la habitación en el momento justo en donde abotonaba su pantalón, una mueca de desagrado se dibujó en su rostro al ver que no se encontraba lista aún.

—¿A qué hora te vas a maquillar?—refunfuñó mientras ordenaba las piezas de vestir que había dejado en la cama.

—Ya casi, Rose —bromeó Julie.

—Te va a dejar el transporte y no quiero lloradera —reprendió señalando a la joven que le sonreía—. Y ordena la cama antes de irte.

—Sí, señora —contestó, Julie, haciendo un saludo militar.

En aquella madrugada el frío estaba de muerte, la camisa le lograba cubrir lo suficiente, sin embargo, sabía que aquello no duraría mucho ya que una vez estuviera dentro del bus todo sería distinto, el calor domaría cada espacio de su piel haciéndose imposible de ignorar. No pasó mucho tiempo de espera cuando este apareció a su vista, el gran autobús verde oscuro con las letras "Universidad de Cabo" se acercaba deprisa.

—Buenos días —saludó al chofer y al encargado de la asociación del transporte de esa zona.

Todos los puestos estaban ocupados, no le quedaba más opción que irse de pie durante los treinta minutos de viaje, cuestión que en cierta parte le agradaba debido a que podía admirar durante el camino las vistas, además de que su metro sesenta le favorecía la tarea.

La mañana fue como cualquier otra, al llegar le tocaba esperar a Hana y siempre, o la mayoría de las veces, llegaba con treinta minutos de anticipación, se sentaba en un banco cerca de la entrada para verla llegar. Era común que llegara con Ángel, esa vez tampoco fue la excepción.

—¿Lista para el examen? —preguntó Hana después de abrazarla, tenían aquel día la evaluación de enterobacteriaceae, un tema bastante agradable de estudiar.

—La verdad es que no del todo, quisiera repasar —respondió Julie sincera.

Hana asintió y se encaminaron a la plaza. Se sentaron a repasar gran parte de la mañana, poco después de las siete y treinta se les unió Arturo, quien venía con el mismo objetivo. A veces, en momentos como aquellos donde Julie los veía juntos, creía que tal vez el destino no fuese tan cabrito y los terminaría uniendo, y que lo que él siente pudiera ser sólo una confusión, él se daría cuenta de aquello no muy tarde al enamorarse de ella y podrían llegar a ser muy felices. Sí, muy loco o muy tonto, pero solía pensar que existía aquella mísera posibilidad.

Después del examen se había reunido Hana, Gene y Julie en una de las mesas. Escuchaban atentas a Gene que hablaba sobre Max, comentaba que sentía que buscaba mucho a Max, porque últimamente era lo que hacía, buscarlo para hablar o pasar tiempo con él. Julie pensaba que se estaba poniendo un poquito intensa, consideraba que todo debería ser recíproco, para ella no estaba bien que la chica buscara al chico en la mayoría de las veces, quizá todo estaba arraigado a la crianza que le inculcaron en donde el hombre conquistaba. No estaba mal dar el primer paso, hablarle al chico para entablar comunicación, porque de allí el camino para conocerse sería más sencillo.

Tu Aura Y La MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora