Víctima de la trampa

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Cada que avanzaba todo parecía perder aquello hermoso que le pertenecía a la naturaleza; los insectos que solían revolotear de un lado a otro ahora no eran mas que bichos muertos cubiertos de tierra o lodo, los árboles llevaban rasguños en sus troncos; rasguños de uñas humanas, pero no eran las de un niño como Fabián si no mas bien de un adulto.

Cuando entré al bosques el ojo me ardía con punzadas leves y ahora que me he adentrado mas parecían cortarme con un cuchillo, no quería creer que esto había sido embrujado por alguno de los cuerpos que jamás descansaron en paz.

La luz de la luna apenas y alumbraba el frondoso bosque donde la niebla abarcaba; el sonido de los grillos fueron sustituidos por los ladridos de los perros que resonaban como ecos. Se estaba acercando la parte mas oscura del bosque que no se filtraba ni el mas valiente animal, todos pasaban de entrar a la siguiente zona para arriba; incluso yo permanecía en la zona de luz, pero no entraba por miedo si no por el secreto que ahí se suicidaban las personas y que sus cadáveres aún permanecían en ese lugar de hojas secas.

Nadie mas lo sabía a no ser que se acercaran lo suficiente para investigar de qué era o porque sus suicidios; rumoreaban que alguien más vivía ahí y ese ente les llamaba para acabar con sus vidas. Después de haber escuchado aquellas palabras de alguien que logró salir de ahí, juré no investigarlo, sin embargo ahora estaba por adentrarme a ese lugar lleno de oscuridad, sangre, viceras y posiblemente el lugar donde estaría Fabián.

Sin mirar atrás puse en marcha el plan que se realizó toda la tarde, venía armada pero no sabía que era lo que venía por delante, solo podía caminar estando con la guardia en alto.

Mis pasos eran firmes y llenos de valor y confianza para no dejarme caer por el enemigo, enemigos que deje hace menos de dos años y así unirme a la gran civilización que nunca disfruté a no ser que cumpliera mi propósito.

— ¡Fabián!

Las señales de vida en este lado eran bastante escasas y poco probable de que alguien, incluso el mas valiente temeria en entrar a un lugar tan peligroso. Ni un rastro del crio había en el lugar, solamente éramos la oscuridad y yo siendo consumidos en uno solo.

— ¡Fabián! — llamé por segunda vez pero como la anterior; no obtuve respuesta

Podía sentir claramente el frío en mi cuerpo como de a poco me iba congelando, y agregando que olía a hojas húmedas, sangre seca y cadáveres lo hacía aún mas pestilente; solo intentaba cubrir mis fosas nasales con una mano sin dejar de caminar.

— ¡Fabián!

Aún sin señales del niño, probablemente él ya estaría en un lugar mejor, pero pensaba que muerte mas dolorosa le había tocado y si era el caso entonces necesitaba encontrar el cuerpo sin vida y llevarlo con sus padres.

— ¡Fabián..!

Sin respuesta, pero sin dejar de avanzar eso era lo que mantenía en pie la determinación de encontrar al crio; o lo que quedase de él.

— ¡Tía Cass!

No muy lejos de mi posición se escuchó la voz de alguien joven, alguien cuya edad era de un aproximado de seis a siete años y posiblemente fuera la voz de Fabián.
Después de escucharlo, corrí; ahora que había gritado mi nombre era posible que estuviese en peligro por mi culpa.

No me detuve al contrario, seguía avanzando como si mi vida dependiese de ese niño que no era nada mío, no iba a volver a dejar que nadie sufriera como yo en el pasado.

La cuesta era bastante inclinada por lo que debía pegar bien el pie al suelo para no caer, aunque tenía mis precauciones al momento de pisar en lugares de hojas y lodo; existía cierta posibilidad de resbalar y caer una vez mas al inicio por culpa de lo inclinado que estaba.

ʟᴏᴠᴇ - sᴛʀᴜᴄᴋ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora