Marcados para el juego

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Al recuperar la conciencia y con el intento de mover el cuerpo simplemente no pude, me encontraba atada a una silla; tanto las manos como los pies fueron atados a las extremidades de la silla, abro el ojo pero no podía ver nada, tambien tenía una venda en los ojos y un paño cubriendome la boca. Era totalmente inútil el intento de escapar por un hecho; no sabía dónde me encontraba y cual era la salida de todo esto, tan solo me quedé quieta en ese lugar.

De alguna parte se escuchaban murmullos poco entendibles que parecían ser boludeces por un infante, era una combinación de gritos y palabras de varías personas, pero sus gritos eran básicamente de terror y desgarramiento.

— Era cierto con que no puedes sentir nada, esos sonidos que escuchas son de aquellos seres cuyas las almas estuvieron antes de ti — rió en mi oído, sin embargo, no giré la cabeza para sentir su ubicación — Y sus gritos son a causa de nuestros juegos

No sabía a qué era a lo que querían jugar, ya lo había dicho incontables veces hace un periodo de tiempo atrás, deducía que he estado en este sitio durante unos dos días; amordazada, atada y vendada por los ojos.

Recordaba de como nos trataban en el reclusorio hace unos años; amordazados, atados y aveces sin ropa. Su grado de intensidad incrementaba según la edad o la fuerza que uno tenía; siempre azotados a espaldas de lo que realmente se trataba ese reclusorio, cada noche sin poder dormir pensando en la tortura que nos tocaría a la mañana siguiente

- Deben ser castigados, sometidos ante la justicia

Gritábamos de dolor por cada golpe que nos proporcionaban, llorabamos y nuestros gritos desgastaban las cuerdas vocales, incluso unos cuantos perdieron la vida en esa batalla.

— Perdiste la sensación del dolor por cada azote dado durante esos cuatro años en el reclusorio... ¿O me equivoco?

Se cayó aquella sala en la que nos encontramos con un fuerte golpe en mi mejilla izquierda, no hice mas que escupir algo de sangre que quedaba bajando por toda la barbilla por tal fuerza sobrehumana. Luego de eso me tomó violentamente de mi rostro, me bajó aquél pañolete que llevaba en la boca y metió dos dedos dentro de mi cavidad bucal; en su piel había algo con un sabor metálico que claramente reconocería en un instante, sin embargo no se detenía y adentraba mas sus dedos para yo ahogarme con ellos.

Solo escuchaba como se carcajeaba debido a mi sufrimiento de querer respirar, se complacía con maltratarme de esa manera.

Pero ya no podía aguantar mas tiempo, hice la cabeza para atrás logrando respirar nuevamente, pero el sabor de su piel era horrible; agaché la cabeza lo mas alejada posible de mi cuerpo y; vomité. El sabor de sus dedos tenían el toque de la muerte, pero no era de uno reciente

— Tu carne, está podrida, como si hubieses dejado pasar los años para que se mantenga en ese estado — hablé una vez terminé de vaciar mi estómago — Darme de mi propia sangre no es nada del otro mundo — anuncié bastante obvia haciendo énfasis con las manos aún atadas

Recibí un segundo puñetazo ahora en la mejilla derecha que me ladeó el rostro y haciendo que escupiera de nuevo la sangre; me lamí los labios con la sangre en ellos, había una cortada en la parte inferior de éstos. Jugada suya que no me interesaba en lo mas mínimo, si creía que con el maltrato iba a hacer lo que me ordenara.

— ¿Y? — dijo él burlón — ¿Ya tienes la respuesta? — giró de mi rostro y quitó aquella venda que me cubría de el único ojo del cual disponía, ahora, lo miraba cara a cara sin expresión alguna — Recuerda que existe una consecuencia con la decisión que tomes

La cabeza iba a darme vueltas a todo este asunto del supuesto juego que quiere, mas detalles no puedo preguntar porque no obtendría nada ganado, o alguien mas me lo decía o lo averiguaría por mí cuenta. En lo más mínimo estaba aterrada de lo que me sucediera, pero no me iba a permitir morir ahora que había encontrado la fuente de todas mis respuestas

ʟᴏᴠᴇ - sᴛʀᴜᴄᴋ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora