ʟᴏᴠᴇ - sᴛʀᴜᴄᴋ

Cayendo en la penúltima etapa del pasado

Toda la obscuridad a nuestro alrededor era el limbo el cual se decía que estaría entre la vida y la muerte, si estaba completamente muerta existía la pregunta de porqué aún seguía viva mi conciencia

— Son los siete minutos — habló la mas pequeña de mis versiones; aquella que en mi infancia experimento lo que era ver a tus padres muertos — Son los últimos siete minutos en los que la conciencia tiene vida en los que se visualizan como una videocasetera, observas todos los recuerdos; desde tu niñez hasta el momento de tu muerte, es solo que existe una muy gran diferencia, tu determinación fué tan grande que eso no es lo que se proyectó y en su lugar fueron las etapas de tu vida, aquellas quienes te motivaron por la muerte de cada persona que llegaste a tenerle un sentimiento.

Lo único que salió de mi boca fue un “Entiendo” estos sentimientos que comenzaban a fluir nuevamente como si de agua se tratara tan solo eran un estorbo, y tenían razón; debía eliminarlos nuevamente.

— En en mundo de los vivos son siete segundos pero en la muerte cambian a minutos para recopilar toda tu vida — contestó la mas alta y aliada en la guerra — ¿Aún estás dispuesta a morir? — preguntó esta vez mirándome fijamente a los ojos

Cerré el ojo unos cuantos momentos antes de volverlo abrir; mi mirada había cambiado y de nuevo fuí aquella mujer que no le importaba nada ni nadie, no sentía compasión de nadie y tampoco ayudaba a los heridos. La primera faceta antes de que lograra cambiar de ideales, aquellas primeras sensaciones desaparecieron.

Negué antes de ver una luz al frente de las cinco, todas vimos hacía aquella dirección pero yo era la única que avanzaba hacía ella, esta vez sin mirar atrás.

— Ésta vez no ha de importarme lo que suceda a mis alrededores, lo voy a encontrar para que finalmente mi venganza logre cumplirse — esto lo murmuré ya estando a escasos metros de esa luz que comenzaba a cegarme — Solo hasta ese momento estaré dispuesta a morir

Y en cuanto crucé aquella luz; el frío comenzó a invadirme, el párpado me era demasiado pesado para abrirlo, sentía la superficie de las hojas secas, el sonido de su crujir delataba, todo el cuerpo me ardía pero era mas ese ardor en mi pecho, luego se escucharon los conocidos gritos de ese niño, niño al cual una vez le salvé la vida y que por su culpa estaba en este lugar. Con pesadez abrí el ojo y giré un poco la cabeza era el único ángulo en el que podía moverme libremente, llegué a ver el cielo; visualize una fotografía mía y a su lado el vídeo en el que la familia desaparecería; admiro que la causa de mi muerte fué a consecuencia de flechas atravesadas en un lugar fijo, en la grabación todas las flechas estaban suspendidas en el aire a escasos centímetros de tocar su cuerpo. Había logrado resucitar para salvarlos de una muerte innecesaria.

Bajando ahora la cabeza para verme a mi misma y admirar mejor mi cuerpo; todo pecho, espalda, brazos y piernas llegaron a ser perforados por la punta de las flechas, y no precisamente de un arco, estas pertenecían a las de una ballesta.

Logré levantarme sin mucho esfuerzo y así para proceder a quebrar cada una de las flechas incrustadas, desangraría si las retiraba de una en una por lo que era mejor que por el momento fueran parte de mi cuerpo hasta que encontrará una forma de quitarmelas por completo.

Toda mi ropa y algunas extremidades fueron cubiertas de mi propia sangre fresca.

Cuando terminé de retirarme cada una de las flechas, miré una vez más a los cielos. Los ojos de la familia estaban posados ante mí, y los muchachos estaban realmente asustados y apegados a sus padres. Solo de mi parte recibieron una mirada de indiferencia.

Los abandoné para regresar a mi vida anterior mucho antes de conocerlos, los trataría como desconocidos pero aún permanecería ese deseo de la venganza sobre la matanza de mi familia, en especial; de mis padres.