CAPÍTULO 2
Estoy en la 37 wall street frente a un edificio con muros de concreto blanco y grandes cristales que se elevan hacia el cielo. Me observo en el cristal amarillo de la puerta y aliso un pequeño pliegue de mi vestido negro que se hace a la altura de mi ombligo. Son las nueve y media de la mañana. Sé que mis zapatos negros con tacones de siete centímetros y mi ajustado vestido negro hasta las rodillas van hacer que ese peluquín tiemble de ira.
Ahí viene en medio de la multitud exquisitamente vestido con un traje a la medida de color gris. Hoy luce cinco centímetros más alto. Si supiera que su peluquín no para de moverse por su sesión de casting dejaría de sacudir su pequeña cabeza cada vez que ve una linda rubia. Que corto son sus pasos, si caminara más rápido podría parecer que está practicando para la maratón.
-¡Kate! tan puntual como siempre. Pon tu corazón, mente y alma, incluso en los actos más pequeños... Ese es el secreto del éxito. Parece que no escuchaste mi mensaje del contestador. -murmura mientras camina a mi alrededor con ojos de desaprobación.
¡En verdad tengo que aguantar a un hombre de cincuenta años con un absurdo peluquín que me da a la altura del hombro escaneando mi atuendo! en fin... saludo.
-Buenos días Dominic, Por lo visto no seguiste tus recomendaciones. Te esperaba con un pantalón más ajustado, no sabemos qué gustos tengan nuestros clientes.
-Kate la graciosa. Puedo decirte que su gusto está muy bien definido por el exótico mar de la feminidad... El pelo suelto te hace lucir más radiante, es algo a favor -dice mientras pasa su mano por mi pelo, mientras yo alejo mi cabeza -Tenemos la primicia de ser la primera agencia de publicidad en Nueva York en entrevistarnos con estos dos apuestos hombres. Nuestra competencia está pinzándonos los talones. Pero el universo conspira conmigo... mira que estar con ellos en el mismo avión de regreso, solo me pasa a mí.
-La competencia nunca nos ha asustado y llevamos dos años consecutivos ganando las mejores cuentas ¿te las enumero? Y para eso no he tenido que utilizar escotes -contesto con una sonrisa fingida -y con toda esta plática de moda barata no me has contado cómo te fue en el viaje.
-Hay Kate... solo salí un día del hotel en Sídney para ver las ballenas pavoneándose por el mar. Era el sueño de Lola. Por lo demás mí querida. Fue un viaje de placer hasta que apareció su novio puertorriqueño y bueno... ya sabes cómo son esas cosas. Pero dejando esas trivialidades, te puedo decir que conocí estos dos jóvenes con su proyecto fantástico.
-Condones -digo interrumpiendo
-No solo eso, son los pioneros en hacer unos condones que detectan... ¡Penélope!
-¿A Penélope? -Pregunto mientras mi asistente se abalanza sobre Dominic y se inclina considerablemente para besar sus mejillas.
-Lamento haber llegado tan tarde - dice con su larga y hermosa sonrisa.
-No te preocupes, estás estupenda... -le coquetea Dominic mientras escanea el pronunciado escote de su camisa blanca y la falda negra que marca su curvilínea silueta -Los actos más pequeño Kate -dice mientras observa sus pechos firmes a medio cubrir -Señoritas entremos... tu primero Penélope, que lindo nombre. -Sonríe mientras le agarra la cintura dejándome atrás.
Las estúpidas y egocéntricas palabras de Dominic parecen no tener importancia el día de hoy. Entramos al ascensor y tengo que aguantar los mil y un halagos que Dominic le hace a Penélope mientras subimos los veinte pisos ¿no le sirvió la semana con Lola? solo quiero que esta cita termine rápido para poder estar perfecta esta noche. Quiero cuidar hasta el último detalle y con eso me acuerdo que hace diez años exactamente, mi bajo mundo tiene una selva casi virgen.
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Mi primera cita a los 40
Storie d'amoreKate acaba de cumplir cuarenta años. Es exitosa, audaz en los negocios. Socia y directora de una agencia de publicidad. Aclamada en las redes pero lleva diez años sin sexo. Ahora quiere solucionar (su problema) y recurre a Tinder. Sin embargo las co...