97 | Capítulo narrado.

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Tessa:

   Mis ojos se abren al instante al sentir un fuerte dolor en mis costillas, llevo mi mano derecha a mi costado tomando varias bocanadas de aire.
   Desde que se habían cumplido los nueve meses de gestación habían noches en las que el pequeño se ponía demasíado inquieto, pataleando con fuerza. Incluso una vez fue tanto el dolor que pensamos que había roto una costilla. Afortunadamente no lo fue.

   Volteo a mi lado, viendo a Cody dormir plácidamente, abrazando su almohada.
   Sonrió e inconscientemente llevo mi mano a su mejilla, dejando suaves caricias, dejo un beso en su frente y con esfuerzo me lavando de la cama.

—¿Estás bien?—pregunta adormilado.

—Si, iba a la cocina.

—Yo ire—pasa las manos por su cara antes de levantarse.

—Amor descansa, has estado atendiendome todo el día.

—No quiero que bajes las escaleras, menos después de escuchar como pateó tus costillas otra vez. Escuche como te quejabas—besa mi frente y acaricia mi abultado abdomen.—¿Donas?

—Por favor—Deja un beso en mis labios.

—Ahora vuelvo—sale de la habitación.

   Desde qué cumplí los nueve meses se ha portado más atento de lo normal. Y eso es demasiado.
   En especial después de nuestra consulta con la ginecóloga.

   Debía haberme aliviado hace una semana y media, sin embargo el ultrasonido reveló que el bebé aún no se encontraba en condiciones para el parto, situación que nos alarmó a todos.

  Me levanto de la cama en dirección al baño, dando pequeños pasos.
 
   Abro lo puerta, pero antes de poder entrar siento como un líquido espeso resbala por los piernas, cierro mis ojos maldiciendo internamente, bajo la mirada a mis piernas, viendo cómo sangre resbalaba es estás.

—Mierda—intento caminar a la habitación, pero al moverme un fuerte dolor en el vientre me hace soltar en gemido de dolor.

—¿Nena, todo bien?—se asoma al baño, pero al verme apoyada en la pared me carga hacia la cama, escuchando mis gritos de dolor—¿Que debo hacer?—el terror reflejado en sus ojos son de las cosas que no olvidaré.

—Vamos al hospital, eso no es normal. Y me duele demasiado.

—Ahora vuelvo—besa mi frente y tras tomar la pañalera lo escucho correr al garaje, encendiendo el carro.

   Se pone una playera y me lleva con cuidado hacia el auto.
   Sentía como el dolor aumentaba haciendo que lágrimas caigan de mis mejillas y mis puños se aprieten con fuerza.

   Me deposita en el asiento trasero y mis ojos se cierran un segundo al sentir como el dolor disminuía un poco, dándome un pequeño descanso.

   No fui consiente de cuánto tiempo pasó desde que me saco de la casa, solo abrí mis ojos cuando el dolor regreso y me sacaban del auto.

—El parto estaba planeado desde hace una semana y media.

—La llevaremos, la doctora García está aquí.

—Tranquila mi amor, el pequeño estará con nosotros pronto—doy una sonrisa con la finalidad que quitar un poco esa preocupación de sus ojos.

—Llevemosla a quirófano, ahora.

—El vendrá—tomo la mano de Cody con fuerza al ver como le indicando que salga.

—Ira a ponerse cubrebocas, ahora regresa, debemos prepararte.

—Te amo—besa mi frente y sale.

   Sentía ajeno como las enfermeras reemplazaban mi pijama por una bata de hospital.
   Ni siquiera sentir el momento en que la anestesia entraba en mi cuerpo, sentía el sudor caer por mi frente y mis manos cerrarse con fuerza.

—¿Lista Tess? Traeremos al pequeño con nosotros.

—¿Dónde está Cody?—sale como un susurro de mis labios mientras mis ojos buscan desesperados a mi esposo.

—Aqui estoy—entra corriendo y toma mi mano entre las suyas.—¿Porque sangra?—pregunta preocupado.

—Hemorragia, la placenta ha desprendido un tejido, debemos sacar al bebe y analizar a Tessa. ¿Listo pequeña?

—No puedo, me duele demasiado.—un sollozo escapa de mis boca.

—No podemos darte más anestesia cielo, necesito que pujes.

—Vamos mi amor—besa mi frente.

—¡Vamos Tessa!

   Un fuerte grito sale de mi garganta, sintiendo como si rasparan mi interior, sentía demasíado dolor a pesar de tener la raquea puesta.
   Con el pasar de los minutos una capa de audios se encontraba sobre mi piel mientras lágrimas se desbordaban sin control de mis mejillas.

—¡Vamos Tessa, tu puedes!—tomo con fuerza la mano de Cody, soltando un grito de dolor, sintiendo como todo mi interior se estrujaba.

—No puedo más—susurro respirando pesadamente, mirando los ojos preocupados de mi esposo.

   Mi vista comenzaba a ponerse borrosa y sentía mi corazón latir con demasiada fuerza que incluso pensé que saldría de mi pecho.

—Vamos amor, eres fuerte.

—No puedo mas.

—Tessa es ahora o el bebé se ahogara con la sangre, vamos pequeña.

   Al escuchar las últimas palabras aprieto con fuerza la mano de Cody, dando todo mi esfuerzo por lograr tener a mi hijo conmigo.
   Estaba a punto de tenerlo en mis brazos.

—No puedo—susurro con lágrimas en los ojos, sintiendo como al aire comenzaba a abandonar mis pulmones.

—¡Vamos preciosa, falta poco!—escuche su voz rota animarme, pero había llegado a mi punto de quiebre.

   No pondría más, no sentía mi cuerpo y mi respiración se hacía cada vez más lenta.
   Mi vista estaba completamente nublada, no podía distinguir que se encontraba frente a mis ojos, y escuchaba cada vez más ajeno las palabras de aliento de Cody y de la doctora.

   Realmente no podía más.

—¡No mi amor!

   Y finalmente todo mi campo de visión se tornó completamente negro.

Black | CodyC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora