Capítulo 14: Tormenta

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Los supervivientes estaban más alterados que nunca

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Los supervivientes estaban más alterados que nunca. Tras la desaparición del aparato de emergencia que poseía Robin y el crudo y violento ataque de Jack a Doris, todos parecían a punto de explotar. Sentimientos que, claramente, no podían ser juzgados. Más que nunca, la muerte parecía estar por caerles encima. Lo peor de todo: no sabían qué esperar.

Aunque, a fin de cuentas, la consecuencia de tanta tragedia y sucesos altamente traumáticos acabaron por acercar a los ingenieros al grupo de la Marina Real Británica. Ya no interesaba si todavía quedaba un infiltrado dando vueltas. Ya no interesaba jugar a los subgrupos y ver cuál era el más orgulloso de todos. Si no se mantenían unidos, aun con el riesgo de que el otro infiltrado tomara las riendas cuando quisieran, no tendrían posibilidad alguna.

Después de varios días de búsqueda del aparato de emergencia sin ningún tipo de éxito, los supervivientes acontecían lo que era su primera tarde libre de responsabilidades desde que habían llegado a Salvo. Tomando las debidas precauciones, emprendieron camino hacia la orilla donde la resistencia había dejado al equipo de Robin unas semanas atrás. Al menos por unas horas podrían pensar que estaban de vacaciones en la playa... Por más surrealista que eso sonara.

-Me gustan tus pies -le dijo Eduard a Vicente a unos metros de él, viendo como caminaba descalzo por la arena. El fortachón rió por la estupidez que acababa de decir y se echó a correr a su amigo, recordando los tiempos de su niñez donde nada importaba. Jack también se sumó a la diversión y los tres comenzaron a correr despavoridos como pequeños chicos inocentes.

-Hay veces que no sé si notan en el lugar y en las circunstancias en las que están -dijo Morris ácido, observándolos a la distancia. Recostados sobre un tronco en medio de la orilla, Robin y Andy yacían a su lado. El interminable océano creaba una postal magnífica a ojos de los supervivientes.

-No siempre se trata de ser tan realista, hermano. Todos tenemos nuestra manera de escapar -contestó el pecoso con una media sonrisa.

-¿De escapar? -Morris no entendía.

-De escapar de tus pensamientos, de tus miedos, de tus preocupaciones. Si no sueltas a ese monstruo que llevas dentro, acabará por devorarte completamente. Te lo dice un maníaco del control que ha tenido que... Bueno, que lidiar con todo esto a diario -respondió Andy intentando percibir la reacción de Morris, que ni siquiera lo miraba a los ojos.

Supervivientes #1 | La influencia del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora