Capítulo 25: Pelea conmigo, soldado

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Alexander balbuceó al escuchar la serie de disparos que, en contra de toda lógica, no lo habían matado

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Alexander balbuceó al escuchar la serie de disparos que, en contra de toda lógica, no lo habían matado. El valiente contramaestre introvertido ya se había dignado ante su destino. Le había tocado la hora, y se sentía bien con ello aún si era Jack el que debía quitarle la vida.

-Por Louie. Por Erik. Por Eduard. Por Viena. Un tiro por cada uno de los que me has arrebatado, hijo de puta. Muérete en el infierno -resopló Robin no sin antes proveerle un escupitajo al cuerpo de Jack que, ante cada disparo, fue llenándose de hoyos. El ex segundo al mando no tuvo tiempo ni de despedidas ni de réplicas, y su plan esperanzador de salir vivo de Salvo se esfumó por y para siempre.

Morris y Alexander, pasmados ante la brutalidad del asesinato de Robin, no se esforzaron en intentar decir nada. Miraron a su capitán un poco más tranquilos. Los dos traidores que acecharon su equipo por años, por fin habían sido eliminados. Ambos soldados se sacaron un importante peso de encima.

-¡¿Están todos bien?! Hemos escuchado disparos -se oyó preguntar a Andy por las radios que cada grupo tenía.

-Jack ha sido abatido -contestó Robin limpiándose de la cara las gotas de sangre que habían saltado sobre su rostro. Sangre del traidor.

Se escuchó un silencio abrumador en la radio por unos segundos. Los ingenieros y el equipo SEAL de Axe también se habían desligado de un peso importante. Ahora podrían concentrar sus fuerzas en el verdadero enemigo que llegaría con todo su caudal.

-Se aproximan fuerzas enemigas... -repuso Gregory, líder del grupo de los ingenieros, como ya dejando pasar el hecho de que el infiltrado estaba muerto. Aun si no querían aceptarlo, tenían problemas más grandes que solucionar.

-¿Cómo lo sabes? ¿Estás seguro de que no se trata de Marcela y los suyos? -cuestionó Axe desde la selva, mientras su equipo continuaba realizando un reconocimiento exhaustivo.

-Estamos en la ubicación donde nos han dicho que Marcela aparecería, pero lo único que podemos ver son tres helicópteros o similares acercándose a todo motor hacia Salvo.

-Han ganado la carrera. Debemos pelear con lo último que nos queda si planeamos salir de esta, chicos -respondió Robin con cierto dejo de melancolía en su voz, pero rápidamente se notó como cambió su postura-. ¿Tienen las agallas para hacerles frente, tal vez por última vez? Ha llegado la hora de mostrarle a nuestros enemigos que nuestra vida vale, y que somos capaces de evadir cuantos obstáculos nos pongan en nuestra ruta. El camino ha sido largo, lo saben ustedes, lo saben los que nos miran desde el cielo. Lo sabemos todos. Pero, ¿saben qué? Es un honor poder estar aquí con ustedes, en esta isla maldita, y saber que sin importar lo que suceda hoy, los recordaré por toda la eternidad como las personas que han estado a mi lado en las peores circunstancias posibles -marcó una pausa antes de que su voz se quebrara-. Vamos, denme una pizca más de esa vitalidad y mostrémosle a esta gente por qué somos supervivientes de todos sus intentos de asesinato, y por qué somos mucho más fuertes que ellos y toda la burocracia de mierda que tienen detrás. Lo repetiré una vez más, ¡es un honor estar aquí con ustedes, supervivientes de Salvo! ¡Quiero que les mostremos quien manda en esta isla de porquería! ¡Quiero que destrocemos sus planes y esperanzas, y hacerles entender que nosotros no nos iremos a ningún lado! ¡¿Están conmigo, soldados?!

Supervivientes #1 | La influencia del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora