Más allá del muro.-Hardzello. [AU]

-7-

Joe despertó sin compañía y con unas telas cubriéndole el cuello húmedo por la sangre que había derramado debido al corte. La habitación estaba oscura y, por lo que suponía el pelirrojo, era de noche. Intentó, fallidamente, incorporarse pero se mareó a causa de la sangre perdida y decidió volver a tumbarse.

-Veo que ya estás despierto.-comentó el joven desde la puerta.

-No me hagas daño, por favor.-suplicó el otro.

-¿Quién eres? Eres la primera persona que veo por aquí en los últimos 20 años.

-Me llamo... Me llamo...

-¿¡Cómo!?-tantas pausas ponían de los nervios al dueño de la casa.

-Joseph.-dijo al fin.

-¿Y de dónde vienes?

-De dentro del muro. ¿Qué haces tú... aquí fuera... vivo?

-Los de tu pueblo nos abandonaron, nunca nos ofrecieron su ayuda.-los ojos de Joe comenzaban a adaptarse a la oscuridad y comenzó a distinguir los rasgos del otro.

-¿Dónde está mi hermano?-preguntó cuando se dio cuenta de que no estaba presente.

-Se largó, te abandonó. Puso en riesgo tu vida para salvar la suya.-contestó.

-Tengo que ir a buscarlo, me necesita...

-No, no vas a ir a ningún lado. Si alguien descubre que estoy vivo me matarán.

-¿Por qué harían eso?

-¿No sabes la historia del muro?

-No, nunca me he interesado por conocerla.

-Joseph, el muro esté ahí para separar la sangre pura de la nuestra. Tus paisanos se dedicaron a exterminar nuestra raza para retornar a la pureza del siglo XX.

-¿Qué tiene tu sangre que no tenga la mía?

-Partículas especiales. Somos licántropos.

-¿Una raza superior?

-Algo así.

-¿Y por qué quieren mataros?

-No quieren perder su poder. Nosotros... Bueno, los míos cuando están hambrientos se alimentan de humanos y... Ya te he dado demasiada información, debería matarte ahora.-jugaba con un cuchillo afilado mientras decía aquellas palabras.

-¿Cuál es tu nombre?

-Benjamin.

-¿Desde cuando estás solo?

-Desde los 8 años.

-No me mates, te haré compañía si así lo deseas pero no me mates. Mi familia me necesita.

-Los tuyos mataron a mi familia.

-Yo no soy como ellos...

-No sé si me puedo fíar de ti.

-Benjamin, necesito antibióticos y alcohol para desinfectar la herida. Mi hermano los tenía... Y necesito volver a cruzar el muro antes de que se den cuenta los guardias de que he desaparecido.

-¿Qué gano yo ayudándote?-ahora lo veía claramente. Su piel era lisa y parecía suave pero su rostro daba miedo al chico. El pelo de él relucía ante los rayos de sol que comenzaban a introducirse por la ventana.

-¿Qué quieres?

-Venganza.

-¿Contra quién?

-Kerio. Sé que es vuestro líder.-ahora que se fijaba bien en las paredes, estas estaban cubiertas por la palabra "Kerio" con distintas tipografías.

-Te llevaré dentro del muro si me ayudas a encontrar a mi hermano. Yo te necesito para sobrevivir y tú me necesitas para cruzarlo.

-Trato hecho.-se acercó a la cama donde estaba el pelirrojo y estiró la mano que tenía libre.

-Una cosa más, mata a todos los que quieras pero no te metas con mi familia ni amigos.-el rubio asintió y Joe estrechó su mano.

-¿Cómo sé que no romperás el trato?

-No lo sabes, tendrás que confíar en mí.-Joseph estaba perdiendo el miedo que le invadía.

-Lo intentaré. Vamos, ponte de pie ya y busquemos a tu hermano. El bosque no es seguro para los niñitos de ciudad.-tiró de él, levantándolo.

-Agris no es una ciudad.-corrigió.

-Comparado con esto, lo es.

Los dos bajaron las escaleras juntos y Joseph fue el primero en salir al exterior. El aire fresco le vino bien, dentro de la casa olía raro, a humedad. Esperó unos segundos a que saliera el otro, que había entrado en el salón para buscar algo.

-Tu hermano se dejó esto.-anunció el rubio tendiéndole a Joseph una de las mochilas que llevaban.

-Quizá esté el desinfectante dentro.-la abrió rápidamente y rebuscó en su interior.-Aquí está.-sacó el bote blanco con el alcohol.-¿Puedes... ayudarme?

-Claro, siéntate.

Benjamin cogió el bote y se acercó al cuello del que había sido su víctima. Retiró la venda con cuidado. La tela estaba levemente pegada al cuello del chico y no quería provocarle más dolor del que ya le había provocado. Quitó la tapadera y vertió el líquido sobre la herida, haciendo que el pelirrojo se quejara por el escozor.

-Lo siento.-se disculpó el más joven mirando la raja del cuello del otro.

-Te perdono, entiendo tu reacción. Te hemos invadido así de repente....

-Bueno.-volvió a cerrar el alcohol-¿Listo?-colocó la mochila a sus espaldas.

-Listo. Dirígeme tú, por favor.

-Creo que fue hacia allí.-y ambos siguieron el camino que el menor había señalado.