Los chicos estaban sentados aguardando a la muerte que llegaba con lentitud. No comentaban nada, no estaban seguros de cuáles querían que fuesen sus últimas palabras. De vez en cuando, uno le dedicaba al otro una mirada indiscreta cargada de compasión y tristeza, probablemente imaginándose cómo podía ser su vida si ese gas no los matara. De repente, el rubio se levantó.
-Me niego a morir aquí.-comentó con ira.
-¿Qué vamos a hacer?
-No lo sé, pero no podemos estarnos quietos... Al menos hagamos que uno de los dos se salve.-clavó sus verdes ojos en los de Joseph.-Sube a mis hombros.
-Después no podré sacarte, no tengo la fuerza necesaria.-se quejó el pelirrojo.
-Ya lo he dicho, con que se salve uno es suficiente.-se agachó un poco para que el otro pudiese escalar su musculada espalda.
-Grac...
-Cállate y sube, no hay tiempo para agradecimientos.-el rubio suspiró y flexionó las piernas un poco más.
-Está bien.-cogió impulso y subió sobre el otro, saliendo rápidamente al exterior.-¡Benjamin!-gritó emocionado.
-¡Corre, Joseph!-gritó el nombrado desde el interior de la fosa, desesperado.
-No, no es necesario, ya no está.-el pelirrojo sonreía mirando al salvaje.
-¿Qué?¿Ha desaparecido?
-Sí.-confirmó.-Ahora tenemos que sacarte de ahí.
-¿Qué llevas en tu mochila?
-Linternas, alimento... ¡Cuerda! La ataré a un árbol para que puedas subir.-anunció dirigiéndose a uno de los troncos que los rodeaban.-Ahora me alegro de haber asistido al curso para hacer nudos.-dijo en voz alta para hacer que el otro lo escuchara.
-¿Dais clase sobre cómo atar nudos?-preguntó riéndose.-¿Qué clase de personas sois?
-Es muy útil.-se defendió Joe.-No podría salvarte si no hubiese dado esa clase.-tiró el extremos restante de la cuerda al agujero.-Agárrate y...
-Sé escalar, no hace falta que me enseñes.
Mientras sujetaba la cuerda con ambas manos para ascender, sus músculos se marcaban entre la tela de su camiseta. Joseph no pudo evitar quedarse mirándolo fijamente con una pizca de admiración. Cuando estuvo arriba, como acto involuntario, abrazó al pelirrojo, felices los dos por haber salido de allí.
-No fue tan difícil al final.-comentó Ben.
-Qué dramáticos nos pusimos, ¿no?-se burló el otro.
-Sí, bastante.-sonrió.-Vamos a buscar a tu hermano, anda.
Continuaron con su camino algo desorientados hasta que escucharon unos ruidos. Ben dejó de caminar e hizo callar al pelirrojo, que iba contándole una de sus muchas historias ocurridas en Agris. Sacó el cuchillo que portaba y lo puso ante él, amenazante.
-Quédate detrás de mí.-susurró entrecerrando los ojos para poder distinguir algo en mitad de la noche que ya se aproximaba.
Los arbustos de la derecha de los chicos, cargados de frutos maduros que cayeron de inmediato al suelo, comenzaron a agitarse. El rubio se giró para quedar frente a ellos y se fue acercando lentamente, intentando no hacer ruido.
-Quizá cenemos hoy algo de carne.-anunció con una media sonrisa.
Cuando estaba apenas a un metro de la planta, el animal saltó directo hacia él, haciendo que se le cayese el arma y tirándolo al suelo.
-¡Joseph, mátalo!-era una especie de pantera, algo más pequeña y de colores claros.-¡Joe, reacciona!-el animal arañaba los brazos y el abdomen del salvaje.
Por fin, el aldeano recogió el cuchillo del suelo y lo clavó en el lomo del animal, haciendo que se enfadara más y cambiara de presa. Antes de que pudiese herir a Joseph, Ben sacó el cuchillo de la piel de la bestia y lo volvió a clavar en la espalda, provocando que se rompiera la columna y no pudiese moverse. Finalizó la vida de la criatura con una última puñalada directamente en el corazón.
-¿Estás bien?-el pelirrojo se acercó rápidamente a su compañero, que estaba ensangrentado y lleno de grandes zarpadas.
-Estoy vivo, eso es lo que importa.-estaba centrado en despellejar al animal.
-¿Nos lo vamos a comer?
-Claro, hagamos que el esfuerzo merezc...-se calló y se retorció del dolor.
-Deja que te limpie las heridas.-sacó el bote del alcohol de la mochila y se acercó al cuerpo del otro.-¿Puedes... Puedes quitartela?-se refería a la camiseta que cubría su tronco.
El rubio accedió y se la quitó lentamente, sufriendo cada vez que se estiraba por culpa de los cortes. El mayor derramó un poco del líquido sobre las heridas, provocando gruñidos de dolor por parte del otro. Se disculpaba cada vez que Ben se quejaba y eso le hacía reír a pesar del dolor.
-Listo, queda un poco más así que en unas horas volveré a curarte.-expresó Joe con una sonrisa en los labios.-Y deja que haga eso yo.-le arrebató el cuchillo, dejando al chico sentado en el suelo mientras terminaba de quitar la piel del animal y partía un poco de su carne.
-Voy a encender algo de fuego, no creo que un señorito de ciudad quiera comer la carne cruda.-dijo en tono jocoso.
-Ya te he dicho que eso no es una ciudad.-puso sus ojos en blanco.-Y sí, enciende el fuego.
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Más allá del muro.-Hardzello. [AU]
FanfictionJoseph vive dentro de la zona segura. Un muro la separa del resto, que quedó deshabitada por extrañas muertes repentinas. Más allá del muro no hay nadie. O eso creían.