CAPITULO IX MI ANGEL

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Esto era vivir. Tenía tanto tiempo muerto, en vida, ahogado por la desesperación de mantener todo en secreto. Pero esto era irreal. Era fantástico. Respiro profundamente y siento su olor. La música se escucha por todo el coche.

Su mano estaba en mi cadera. ¡dios! Todo se sentía tan bien. Ya no solo había mariposas en mi estómago. Había toda una jungla.

Miro la carretera. Lo veo a él. Veo los lunares que hay en su cuello muerdo mi labio. Quería pasar mi boca por su cuello. Probar su piel.

- ¿hay algo interesante? – su voz, hace que mis manos cosquillen. Mi mira burlón- sé que soy hermoso, pero disimula la baba – mis mejillas se tornan rojas. Por la vergüenza.

- tonto – me acerca más hacia donde él está – ¿a dónde vamos? – él se encoje de hombros.

- no lo sé, solo quería pasar tiempo con Tigo – este idiota.

- busquemos un sitio donde comprar algo caliente – le digo. Tenía frio.

- enciende la calefacción – me niego.

- no. solo quiero algo caliente –

- está bien – se desvía. Y aparca en un pequeño bar.

- espérame acá – asiento con mi cabeza- y se va. Las palabras de nona sonaban en mi cabeza a cada momento. No podía creer que nona ya lo supiera. Y más aún que sabía que salía con Cristian. Aunque no me lo dijo directamente. Pero lo conoció en la cena. Y a lo mejor hay se dio cuenta de todo.

Me muerdo el labio ¿será que mama lo sabe? No creo. Si no ya me fuera botado de la casa.

-mi ángel me abres la puerta – sonrió. Y abro. Cristian entra con una bandeja con dos vasos humeantes y unos pastelillos- compre. Esto. Me imagino que no has comido – le sonrió y haciendo. Agarro mi baso y el pastel le doy una mordida. El solo me ve y toma un sorbo.

Sube su mano y me toca mi labio. Yo me sonrojo.

-me encanta cuando de nada te pones así, todo rojo – me rio.

- no seas tonto – volteo los ojos. Él se muerde su labio.

-bésame – me dice. Yo lentamente me inclino y beso sus labios. dulces por la bebida. Se inclinó más hacia mí y llevo sus manos a mis mejillas.

Me separe de él y me acomode a su lado. Arranco el auto. A ningún rumbo. Solo estábamos él y yo y eso era lo que importaba...

- ¿no me puedo colar a tu cuarto hoy? – estábamos en la entrada de mi casa. Era tarde. Estuvimos dando vueltas por toda la ciudad. Y besos. Nos dimos tantos besos que mi boca dolía. Estaba roja. Y irritada.

- no. mi madre te puede cachar – se mordió el labio.

- me irrita no poder besarte – me rio. Estábamos en la calle. Y enfrente de mi casa, no tomaríamos ese riesgo de nuevo. La última vez nos vio Tom. Y casi Eleonor. No me volvería a arriesgar – te pasare a buscar mañana – se apoya en su auto.

- está bien, solo tendría que avisarle a adonis que no me pase buscado –

- tu primo andaba raro hoy – me sorprendí

- ¿Por qué lo dices? –

- siempre hablamos de cosas. pero hoy solo estaba ido. Y tenía una marca en la cara, le pregunte y solo me gruño y se fue – recordé la cachetada de naza. Comienzo a reír

- déjalo. Esta frustrado –

- conozco ese sentimiento – levanto mi ceja – me tienes a pan y agua mi ángel – otra vez me decía así.

LO APRENDÍ DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora