CAPITULO I TODO COMIENZA

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No me preocupo por nada. Yo no me daba mala vida por nadie. Solo disfruto al máximo mi vida. Bueno también disfrutaba lo que a mí me gustaba, no era que, me la pasaba de fiestas en fiestas, uno de mis cosas favoritas era leer, amaba leer, nunca me he enamorado, y en parte me daba miedo.

Temía a enamorarme o pillarme por alguien porque desde los trece años me sentía distinto a mis primos u amigos. No me gustaba lo mismo que a ellos.

Mientras que ellos iban a fiestas se besaban con chicas. Yo soñaba con los protagonistas de mis novelas, me metía en la piel de la chica y me enamoraba de ellos vivía en ese mundo romántico. Soñaba despierto decía mi prima.

Mi prima. Yorgelis. Ella era como mi hermana siempre a mi lado. Siempre acompañándome, nunca había sido tan unido a mis hermanos como a ella. No compartía mucho mis cosas. no me gustaba, tal vez tenía miedo de que me juzgaran mal. O me apartaran.

Estaba cursando el cuarto año de bachillerato. Y no había cambiando en nada mi cuerpo al parecer la pubertad no había tocado mi puerta, pero eso no me importaba. No de momento no era mi prioridad.

Ya había salido del baño mi uniforme estaba en mi escaparate esperando por mí. veo mi reflejo en el espejo mi pelo. Castaño claro con reflejos naturales. Todos pensaba que me lo teñía, pero eso era una gran mentira. Y bueno también era el detalle de que mi piel no era blanca. No yo era de color canela claro me gustaba decir. Pero mi piel solo era latina. Y eso me gustaba. Desde pequeño llevaba un corte, que no era muy a mi gusto. Pero mi mama siempre se lo pedía a la barbera y yo no me negaba. Era largo me llegaba a los oídos liso totalmente. Pase la mirada a mis ojos verdes con tonalidades amarillas. Era na de las cosas que me gustaba de mí. mis labios eran gruesos. Y mi cuerpo era otra cosa. No tenía nada de músculos tenía un poco de peso para mi gusto, pero nunca hacia nada para cambiarlo.

Me coloque el uniforme y ya, no pretendía arreglarme mucho más. Escucho mi teléfono sonar. Lo agarro y sonrió. Tomo la llamada y escucho su voz.

-Fernando dónde vienes. Ya estoy lista- tomo rápidamente mis cosas para clase y contesto rápidamente.

-ya voy en el auto naza- miento sin importar mucho.

-ja eso es mentira me apuesto a la merienda a que ni siquiera has salido de tu casa. Maldito embustero-

-jajajaj bueno SIP me agarraste. Ya voy es que se me hizo tarde-

-siempre tan en las nubes aparte que no quiero llegar tarde-

Mi amiga Nazaret. Pero de cariño le decía naza. Era una de las que podía llamar mejor amiga. La había conocido cuando me cambie de escuela en tercer grado de primaria. Era una niña muy linda rubia. Pequeña extremadamente delgada. Pero era sumamente inteligente. Siempre se llevaba el primer lugar en la escuela era el mejor promedio de todo mi colegio.

Rápidamente salgo de mi habitación y voy a la cocina donde de seguro estaría mi madre. Y hay estaba terminando lo último del almuerzo. A diferencia de otros colegios el mío. Daba las clases de bachillerato en la tarde dejando las mañanas libres. Y como amaba eso. Siempre despertaba tarde. Prácticamente a bañarme y salir a clases.

- ¿vas a comer? - me pregunto mi madre al girarse.

Ella no trabajaba. Se mantenía siempre en la casa- había estudiado. Pero no ejercía no hacía falta en ese momento. Su vida desde los 22 años fue cuidar de sus hijos y de mi padre. Tuvo a mi hermano a los 22 y a mi hermana un año después. Vamos que ellos en ese momento no veían tele. Mi hermano mayor y mi hermana solo se llevaban 1 año de diferencia. Pero yo ella me tuvo a mí a los 32 años ósea diez años luego. Hace que con mis hermanas no me la llevaba tanto. Pero retomando lo de mi madre. Ella era pequeña su pelo negro como la noche. Tan liso como el mío de hay era donde había sacado mi pelo. Pero con el color del de mi padre. Su piel era entre moreno y blanco. A los 26 años fue diagnosticada con vitíligo. Una enfermedad de la piel. Pero no la afectaba en nada. Ya a mis 15 años estaba acostumbrado a verla así no me la imaginaba de otra forma. Incluso cuando veías las fotos de cuando ella era joven no me gustaban.

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