Capítulo 4

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La biblioteca no es un lugar reconocido por llenarse de niños en esta época del año. Esa es precisamente la razón por la que me dirigía hacia allá. Era el sitio que más frecuentaba durante mi tiempo como estudiante, por eso ya me sabía prácticamente de memoria la mayoría de los libros que se hallaban allí.

Hoy se disputaba un partido de quidditch entre Ravenclaw y Hufflepuff. Por este motivo no había rastro de mocosos insolentes e ignorantes en toda la extensión del castillo. Ni siquiera el personal y los otros profesores se encontraban en él. Todos estaban expectantes del resultado, ya que este significaría un gran cambio en la tabla de clasificación de las casas.

Yo no era un gran aficionado al deporte. No entendía esa pasión desenfrenada que manifestaban los demás dentro del estadio. Sin embargo me presentaba siempre que participaran mis Slytherins. Afortunadamente esa tarde no era el caso.

Podía tomarme el día libre. Ya había realizado mis obligaciones como docente, no tenía misiones como mortífago, ni debía cumplir con los delirios de Albus. Ese era un momento para mí y solo para mí.

Cuando entré en la biblioteca, ubicada en el tercer piso del establecimiento, noté que la señora Pince también se había retirado. Las mesas estaban vacías y las lámparas, apagadas. Sólo se podía ver gracias a la luz del sol que entraba por la ventana.

A paso apresurado me dirigía hacia la zona de herbología, cuando escuché unos pasos provenientes de la sección prohibida. Un estudiante iba a perder puntos pronto. Caminé en esa dirección con cuidado de no ser detectado y crucé la cuerda que señalizaba la entrada. Asomándome por uno de los estantes la vi, era la mejor amiga de Potter. Un auténtico ratón de biblioteca.

Ella estaba analizando los lomos de un grupo de libros, parecía que buscaba algo en particular. Algunos de esos escritos estaban encadenados o encantados, para evitar que el alumnado intentara robarlos debido a su gran valor. La joven, claramente, intentaba deducir como burlar las medidas de seguridad. Me coloqué a sus espaldas, con cuidado de no alertarla, y comencé a hablar—. Señorita Granger ¿Qué cree que está haciendo en la sección prohibida? —dije con la voz más imponente que me salió.

Dio un pequeño salto de sorpresa y se volteó—. Profesor Snape —Sus ojos se abrieron de miedo, sabía que no tenía escapatoria, la atraparon con las manos en la masa—. Pensé que estaba sola, yo...

La interrumpí, su parloteo ya me estaba haciendo perder la paciencia—No ha contestado mi pregunta, le repito Granger ¿Qué está haciendo aquí? ¿Con qué fines intenta sustraer este material?

—Señor yo...—Parece que se dio cuenta de que no tenía sentido mentir. Se tomó un segundo para respirar profundamente y continuar—. Buscaba hechizos para defenderme.

Esa respuesta me sorprendió. De todo lo que podría estar haciendo allí, era solo eso. Esperaba que me dijese que estaba planeando alguna forma de beneficiar a Potter para que este saliera campante y sin consecuencias por meterse en problemas, como ya lo había hecho en el pasado con la poción multijugos.

—¿Usted considera que lo aprendido en mi clase de DCAO no es suficiente para aquel fin? —Ella no respondió. La notaba muy preocupada, ni siquiera era capaz de sostenerme la mirada—. ¿Alguien en particular le está causando problemas señorita? —Yo sabía lo que era ser tratado mal por venerar el conocimiento, por ser responsable y aplicado en los estudios. Esos niños podían ser una verdadera pesadilla cuando se lo proponían.

Levanto la vista del piso—Nadie se está metiendo conmigo profesor. Y le aseguro que sus clases son las más completas que hemos tenido en todos estos años juntos sobre la materia. —declaró con tranquilidad

Close My Eyes [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora