Close My Eyes [Terminada]

Capítulo 6

Todo sucedió muy rápido. Era de esperarse que este momento llegaría, era cuestión de tiempo que me volviese inútil para cualquiera de los dos bandos. Y cuando el señor tenebroso sentenció que mi existencia estorbaba en sus planes, ordenó a su serpiente hacer el trabajo sucio por él. Me habló con un falso sentimiento de pena mientras su reptil se arrastró por el piso, lenta y silenciosamente, esperando pacientemente a que su amo le pidiera atacarme.

Cuando el momento llegó sentí una punzada de dolor y un ardor insoportable, de pronto estaba agotado y era incapaz de moverme. Respiraba con dificultad y mis músculos comenzaron a entumecerse.

Escuche unos pasos acercarse, pero lo que menos esperaba encontrar era al trío de oro presenciando esa escena. Una vez que la sala se hubiese vaciado, y que no hubiese riesgo de afrontarse a una muerte segura, se enfrentaron a mí. Se suponía que ellos no debían estar allí, tenían que encontrar los horrocruxes y destruirlos lo más pronto posible, no pararse ahí observándome en un estado tan deplorable y humillante.

Me hallo en el suelo, con hilos de sangre recorriendo mi cuello, esperando que mi muerte no se prolongue por más tiempo del que fuese necesario. Hay unos ojos verdes que me miran inexpresivos, a veces con odio y con recelo, reprochando y recordándome mis malas decisiones. Junto a Potter hay otro par de ojos, más cálidos y cercanos, llenos de lágrimas contenidas por un hombre viejo y testarudo. No merezco ser mirado por ellos, ni ser dueño de aquellos sentimientos que alberga ese corazón tan puro.

Granger rápidamente se acercó a mi herida, haciendo lo posible por detener la hemorragia. Intentó mantener la calma y aplicarme algunas de las muchas pociones que preparé para ella. En mi último esfuerzo traté de convencerla de marcharse, de que ya era demasiado tarde para mí; pero no quería dejarme solo.

Potter y Weasley intentaron persuadirla de avanzar sin mayores resultados que un "no" por respuesta. Desconcertados por las acciones de su amiga y desconociendo la razón principal de su elección de quedarse, se dirigieron hacia la batalla que estaba por librarse. Hermione, con un frasco, recolectó unas gotas de mi sangre y les dio instrucciones precisas de ver las memorias contenidas en ella, de analizarlas detenidamente; porque allí, en ese pequeño tubo de cristal estaba la clave para derrotar a Voldemort e instaurar la paz. Una vez que los muchachos partieron la habitación se sumió en un profundo silencio.

Me tomé los últimos minutos que me quedaban para contemplarla, dándome cuenta de todo lo que había sufrido este último año. Me comentó a principio del mismo que planeo obliviar a sus padres para protegerlos, que ella y sus amigos seguirían mis órdenes de no volver a Hogwarts. La encuentro más delgada y veo una cicatriz cubriendo su brazo izquierdo, con una palabra que me atormentará aún después de la muerte.

Me lamento internamente por no haber estado a su lado, por no poder apoyarla en esos momentos difíciles que tuvo que atravesar. Pero al mismo tiempo mi admiración por ella crece, porque a pesar de que el mundo a su alrededor se caía en pedazos llegó hasta aquí, haciéndose cargo de todo y demostrando una vez más que guarda un gran poder en su interior.