La cura

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Horas antes, tienda de Lexa

—Comandante, ¿puedo hablar un momento contigo? —Lexa se dio la vuelta sorprendida al escuchar aquella voz.

—Pasa, Costia. ¿Qué sucede? —preguntó interesada.

— ¿Cuál será mi castigo?

— ¿Tu castigo?

—Sí, maté a Azplana, eso no era parte de la lucha.

—Si no la matabas tú, lo hacía yo —Costia la miró sorprendida —. No te sorprendas tanto. Justo en el momento en el que tenía acorralado a Roan, pensaba lanzar mi espada contra Nía, solo que tú te adelantaste a mis planes —le dedicó una pequeña sonrisa —. Puedes estar tranquila, Cos. Nada te va a pasar.

—Lex, respecto a lo del otro día...

—No vayas por ahí —la morena la interrumpió —. Todavía no estoy lista para hablar contigo, pero quiero que sepas que no te apartaré de mi lado por eso. Trataré de entenderte, pero no me pidas que lo haga ahora.

—Te daré el tiempo que necesites —Costia se acercó a ella —. ¿Al menos me dejas darte un abrazo?

Lexa le sonrió y abrió sus brazos, en menos de dos segundos la castaña la estaba apretando muy fuerte, liberando un par de traicioneras lágrimas en el proceso.

—Lamento interrumpir —las dos se separaron al escuchar a la persona de cabello rubio, quién las observó con cara de pocos amigos.

—Clar... Clarke —la morena tuvo que aclarar su garganta, debido a la sorpresa —. Tranquila, no estabas interrumpiendo nada.

— ¿Segura Lex? —Costia habló poniendo una sonrisa algo burlona en su rostro —. Mira que yo estaba muy cómoda por el abrazo que me estabas dando.

— ¿Qué haces? —dijo la morena, susurrando entre dientes. Estaba empezando a ponerse nerviosa.

—Ya me lo vas a agradecer —le respondió bajito y le guiñó un ojo —. Regreso después, Lexa; te dejo a solas con... ¿Cómo dijiste que se llama? Ah sí, Clarke —. Costia se acercó a la morena y le dejó un beso en la mejilla, muy cerca de sus labios.

Apenas estuvo fuera, Clarke se cruzó de brazos y lanzó una mirada afilada a Lexa, quién enseguida empezó a jugar con sus manos, nerviosa.

— ¿En... en qué puedo ayudarte, Clarke? —dijo como pudo la morena, intimidada con la mirada de la rubia. Clarke no dijo nada y se acercó lentamente a ella, haciéndola retroceder con cada paso que daba.

Lexa caminaba hacia atrás, hasta que su cuerpo chocó con una mesa, tuvo que agarrarse muy fuerte del filo para no caerse por el golpe. Cuando Clarke vio la situación en la que se encontraba la morena, decidió hablar.

—Creía que ella fue la culpable de hacerte llorar el otro día.

—Lo es, pero no puedo dejarla de lado por eso.

—Te preocupas por ella.

—Lo hago... También me preocupo por ti —Clarke la miró fijamente al oírla decir lo último.

— ¿Lo haces? —preguntó en un susurro.

—Por supuesto que sí, Clarke —la rubia dejó escapar un suspiro al escuchar su nombre salir de Lexa, nuevamente —. ¿Me vas a dejar salir de aquí? —preguntó Lexa, al ver el dilema en la mirada de la rubia, quién alternaba su vista entre sus ojos y sus labios —. Clarke... —musitó la morena al verla acercarse.

—No puedo detenerme —lo dijo a escasos centímetros de su boca. Lexa se quedó sin habla, no estaba segura de lo que quería que sucediera a continuación —. ¡A la mierda!

¡¿We are clones?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora