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❝ El destino es un enigma,
un juego infinito del que
no puedes escapar ❞
Jeon JungKook, un Omega de
veintidós años vive en carne
propia los juegos que el destino
le tiene preparados. Su...
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Al siguiente día, dentro de un lujoso apartamento en Gangnam el olor a pan tostado y tocino recién hecho inundaba por completo la cocina, el delicioso aroma podía percibirse desde la habitación contigua donde un Omega de cabellos rubios descansaba plenamente. Mientras tanto, el Alfa de cabellos violetas terminaba de preparar una buena ración de huevos revueltos para después servirla en un plato y llevarlo consigo hacia la habitación.
Las mañanas acompañado eran sus favoritas, sobre todo si contaba con la presencia del Omega que causaba más de un suspiro en él, la noche anterior JiMin llegó de sorpresa a su departamento con un par de botellas de soju en una bolsa y una entre los dedos para proponerle que se divirtieran un poco.
Negarse contra él totalmente ebrio era solo para los valientes así que cedió a la imposición de una noche de alcohol dejándolo pasar, YoonGi sabe perfectamente que su novio tiende a beber cuando algo le agobia o le estresa así que acompañarlo era su forma de demostrarle apoyo.
Con voz suave y baja intentó despertar al Omega, acarició su cabello mientras mencionaba su nombre esperando tranquilamente que abriera los ojos por cuenta propia, así lo hizo el Omega otorgándole una dulce sonrisa que terminó en un pequeño beso contra sus labios.
─Buenos días. ─Le susurró YoonGi al oído. ─¿Tienes hambre?
─ Poca, en realidad. ─Respondió, mientras estiraba sus extremidades.
─Bebe un poco de agua mineral y el analgésico para la resaca antes de desayunar, iré a preparar los últimos documentos que necesito y te espero en la ducha. ─YoonGi besó nuevamente los labios del rubio y después salió de la habitación.
JiMin no pudo retener gran parte de la indicación que le hizo YoonGi debido al terrible dolor de cabeza que estaba sintiendo, sabía perfectamente que debía dejar de beber entre semana y dejar de exigirle a su novio que tuvieran sexo toda la noche, pero no podía su estúpido Omega le exigía satisfacer sus instintos a como diera lugar y para ello debía olvidarse por completo de la existencia de HoSeok, engañar a su Omega con alcohol era lo más fácil que podía hacer para no buscar al Alfa de su hermano mayor.
«Soy una basura.» Pensó antes de levantarse de la cama.
A su lado, sobre la mesita de noche, se encontraba una bandeja de comida con una taza de té humeante, un plato de huevos y tocino, un par de tostadas de pan con mantequilla y un vaso de agua mineral junto a un analgésico para la resaca. Sin saber exactamente como sentirse tomó el analgésico y bebió del vaso con agua hasta dejar que la píldora se fuera hacia su estómago, después de ello comió un poco y se quedó en silencio por varios minutos.
