Alternativo: What if...?

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Honestamente yo estoy muy conforme con el final de la historia y este ALTERNATIVO (o What if/Y si...?) es para quien quiera leerlo, que sé que no son todos y es válido. Para quienes sí aquí está:


—B—

Steve entró apresuradamente y corrió hacia la habitación.

—¿Tony? —preguntó cuando no lo vio por ningún lado. La cama estaba vacía y la puerta estaba abierta, no había nadie ahí—. ¿Tony? Recibí tu mensaje. ¿Qué pasó?

Todavía nada.

Steve llevó una mano a su pecho, tratando de calmar su acelerado corazón. Había algo ácido en su estómago. Un mal presentimiento. Intentó aligerar el momento con una broma, aunque su risa salió temblorosa: —Tony, me estás asustando. Te juro que si todo esto es sólo por otro de tus antojos...

Y es que su dulce Omega se la pasaba teniendo antojos de los más inusuales y en el peor momento.

Entonces el primer sollozo se escuchó.

Tony cubrió su boca, pero no ayudó mucho. A ese primer lamentó siguió otro y otro y otro...

Steve lo vio entonces. Acurrucado en un rincón oscuro de la habitación. Tony no levantó la mirada y Steve quería correr hasta él, pero estaba paralizado.

Lentamente, muy lentamente, Tony bajó sus manos y alzó la mirada. Y Steve lo supo antes de que él lo dijera, sus propios ojos llenos de lágrimas y su corazón roto.

—Lo perdí —el susurro roto de Tony, esas palabras eran algo que nunca habría querido escuchar—. Lo perdí, Steve. Perdí a nuestro hijo. Lo s-siento...

Steve se rio un poco histérico.

Tony quiso levantarse y explicarle, llorar con él, sufrir y apoyarse juntos porque justo ahora él ya no podía solo. Ya no.

Pero Steve levantó una mano. Negó y, ante la mirada atónita de Tony, dio media vuelta y salió de la habitación sin decir nada.

Hubo mucho ruido después. Cosas se rompían, otras caían, golpes, sollozos, gritos, gruñidos...

Y después, después el silencio repentino que duró casi nada. Tony lo sintió, el lobo adolorido acurrucado en su interior levantó sus orejas y la mirada cuando lo sintió también: el cambio en su Alfa.

Tony sintió en sus propios huesos la transformación de Steve. Su piel se erizó, sus vellos de punta, ante el primer aullido de Steve.

La puerta de la entrada se astilló con un fuerte golpe repentino y Tony sintió a su Alfa alejarse, al menos en cuerpo, porque sus aullidos eran audibles para todos y se resonaban con fuerza en su corazón, tanto como su dolor iba calando cada vez más hondo.

“Steve”, fue un gemido lastimero el de Tony. Su corazón, ya roto, resquebrajándose sin Steve.

Esperaba dolor, mucho dolor, pero no que lo dejara solo. No este vacío devorándolo.

Sus ojos se cerraron, su espalda y su cabeza golpearon la pared en la que había estado apoyándose, lágrimas frescas resbalaron, sus manos fueron a su vientre.

“Lo siento. Lo siento, mi amor.”

* * *


No supo cuánto tiempo estuvo ahí. Todavía con el cuerpo lastimado y el corazón roto. Terminó acurrucado; medio despierto, medio dormido, medio delirante; un bebé lo llamaba, sus manitas limpiaban sus lágrimas –“No llores, papi, no fue tu culpa”– y un lobo aullaba llorando su dolor.

Tony despertó cuando una lengua áspera tocó su barbilla y su mejilla.

Un gemido lastimero.

Sus ojos –rojos, hinchados, húmedos– se entreabrieron, era de noche y aun así veía claramente aquellos azules del lobo sobre él.

Otro gemido que resonó por todo el cuerpo de Tony. Nuevas lágrimas. El hocico de su Alfa golpeó su cuello, enterrándose ahí un momento. Dejo caer algo de su peso en el cuerpo del humano, de su Omega.

Aquel sonido roto del animal siguió mientras golpeaba el pecho de Tony y después se quedaba sobre su vientre ya vacío.

El olor a sangre y a muerte que Steve habría notado de no haber estado tan distraído con su preocupación inicial. O tal vez fue sólo un instinto primario bloqueado, retrasando, un dolor mayor.

El lobo Alfa se recostó, con su cabeza sobre el vientre de su Omega. Las manos, débiles, de Tony se movieron lentamente hacia su cabeza, se enredaron en su pelaje. El lobo emitió un sonido parecido a un ronroneo, aunque roto.

Tony lloró. No era algo que pronto fuera a parar, pero al menos Steve estaba aquí.

“Siempre”, la voz áspera de su compañero llegó a su cabeza y se hundió en el fondo de ese corazón roto, anidando ahí.

Tony apretó con más fuerza en respuesta, como lo haría con sus manos entrelazadas.

Porque así era entre predestinados. Pase lo que pase, venga lo que venga: siempre juntos.

Hasta el corazón más roto, pero juntos.







* * *

Bueno, ese fue mi ¿y si...Steve no se hubiera ido? 🙈💔

¿Qué tal?

Gracias por leer, de nuevo, tanto la historia como este alternativo a quien lo haya hecho ❤

Corazones rotos (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora