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—Vamos, come.

Los días como siempre seguían siendo fieles esclavos del tiempo y pasaron rápidos como el viento de agosto. Para éste entonces la molestia se había desvanecido y una frágil preocupación nacía a quien respondía al nombre de Token Black. El Jaguar se negaba a comer una vez más, desconfiando de él.

Pero él seguía agitando la carne fresca al frente del Omega que no hacía más que mirarle, sin hacer nada.

Dos días habían pasado con exactitud  y el chico clasificado como O5 seguía con esos hábitos poco sanos, todos tenían tan si quiera un pequeño avance a excepción de aquella "pareja". Lo cual si bien daba en respuesta más variantes como lo es el rechazo, también no dejan al experimento avanzar.

Black, ya algo cansado por ese día dejó el plato y se apartó un poco, el Jaguar no apartaba la mirada de la suya, como si en cualquier momento toda bondad se drenara de su persona y fuese a atacarlo. En cierta parte, eso le decepcionaba. 

Siempre había sido alagado por su mano firme, pero ahora no sabía qué hacer con exactitud. Con una mueca en su rostro decidió levantarse y segundos después marcharse, mas no lo logró porque en cuanto decidió dar un paso fuera el Omega salió como alma que lleva al diablo, corrió sin parar por los pasillos llegando a un lugar obviamente desconocido para su desconfiado ser.

Un rugido fue lo que dio en cuanto llegó a un gran lugar donde los presentes voltearon a ver al de manchas que buscaba con la mirada algo o alguien para ser más precisos. 

—¿Ese no es Tweek?— preguntó con una mueca Clyde, que recibió un asentimiento por parte del de chullo azul, que miraba al félido con poco interés, más eso cambio con rapidez al ver cómo la gente rodeaba al de manchas.

No era nada bueno, ¿Le aplicarían las mismas reglas que ellos los Alfas?

Otro rugido fue emitido por el félido que de manera olímpica se encontraba ignorando a las personas que le rodeaban, segundos después decidió seguir caminando un poco más al escuchar un conocido ruido en respuesta.

—¿Barbara?

Una cuerda tomó por el cuello al animal, otra por la pata trasera y así siguieron hasta tenerle bien sujeto y casi inmóvil. Los rugidos eran débiles por su miedo que si bien su cuerpo negaba sus ojitos expresaban de manera lamentable, prontamente un señor se acercó con un tranquilizante. 

Y ante aquel artefacto, el felino al ver la jeringa comenzó a retorcerse, mas todo fue evitado por Token que llegaba a la escena con su respiración un tanto alterada ante su reciente carrera de alcanzar al Omega.

—Suéltenlo, sólo dejen la del cuello— espetó mirando los nervios del jaguar, que con movimientos discretos se arrastraba a su figura, en búsqueda de un existente perdón y refugio. 

Los uniformados se miraron entre sí con cierta duda en sus movimientos. Aquel sujeto, aún siendo nuevo había roto la regla de comportamiento general, había alterado también el horario y la regla que expresaba con firmeza que no se les permitía usar esa forma tan primitiva a menos que tuviesen a un supervisor de cerca.

—Ahora— insistió el de piel morena, frunciendo su ceño con cierto reto en su mirar obscuro. 

Ante lo dicho por segunda vez, al resto sólo le quedo obedecer lo dicho por su superior. Token tomó de manera rápida la gruesa cuerda que al minuto le ofrecieron, a lo que Tweek ni rápido ni lento le siguió con la cola entre las patas y orejas gachas. 

Para sorpresa del joven especializado, en cuanto llegaron a su habitación fue tirado hacia el interior por el Jaguar que se le tiró encima, acurrucándose en su regazo mientras se restregaba a su figura como una genuina muestra de agradecimiento.

Experimento Beta#1402-73Donde viven las historias. Descúbrelo ahora