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Contenido un poco perturbador.

Llegamos al hospital, me dolía como si me hubieran dado una paliza, Alejandro estaba furioso y a la vez preocupado, Susana estaba hablando con el doctor para que me dejara ir, ya que no tenía nada grave, solo me quedaba el dolor, pero no había perforado algún órgano, solo fue por encima.

- ¡Dios mío! Me quiero ir de aquí.- Voltee los ojos, y puse mis manos en mi cara en modo de frustración, ya quería hacer lo que tenía planeado, me estaba comiendo las ganas de ver a Will y hacerlo sufrir.

- Calmate Megan, todo a su tiempo, si el doctor dice que no, pues es no.- Agarró mi mano y la beso. ¿Por qué hace esto? ¿Por qué me trata así? Tan solo si él supiera el daño que nos hace, pensé que podía ser esa perra sin sentimientos que venía solo por venganza, fue un grave error meterme con él y peor aún seguirle el juego aún sabiendo que somos hermanos. Aunque en realidad sería, medios hermanos, no completos, quisiera pensar que eso me calmaria un poco y me quitaría este sentimiento de culpabilidad, pero no fue así porque aún teníamos la misma sangre. No iba a pasar como en las películas que deseas algo y como por arte de magia se cumple, estamos en la vida real, y por más cruel que sean las cosas no podemos cambiarlas con una varita, un hechizo o una hada madrina. ¡Todo eso es una tontería!- ¿Qué piensas?- Preguntó él en tono preocupado.

- Nada.- Él siempre era ese "nada" en el que pensaba, estaba metido en mí como una maldita bacteria o un órgano que no te pueden sacar porque morirías al instante o pegado a mi piel como una sanguijuela, esto era una brujería  coño.

- Deja de mirarme así que me asustas.

- Es que tienes un piojo enorme que te va bajando por la frente, lavate el cabello animal.- Me soltó la mano y abrió los ojos alarmado, me reí.- Te crees todo lo que te digo, idiota.

- La verdad no, se que ocultas más cosas que el Triángulo de las Bermudas. Toda tú eres un enigma que estoy apunto de descifrar.

Se iba acercando, estaba apunto de besarme. Pero entró Susana alegre.

- ¿Interrumpo?- Se notó la desaprobación en su mirada.

- No, para nada.- Bajé la mirada como perrito regañado.

- Ya nos podemos ir, Alejandro ¿Serías tan amable de llevarnos a la casa?- Él se paró.

- Claro, vámonos.- Caminó y salió.

- Te quemaras Megan, y no quiero lidiar con una mujer con el corazón roto, porque lo detesto. Ningún hombre merece las lágrimas de una chica y menos de ti, que has sufrido por culpa de ellos.

Salimos y todo el camino a casa fue en silencio, las palabras de Susana retumbaban en mi cabeza como cuando se pone una alarma para despertarte, y lo único que deseas es morir al escuchar ese sonido tan irritante.

Susana bajó del auto y caminó directo a la puerta de entrada, yo estaba en el auto, iba a despedirme de él

- Gracias por preocuparte por mí. - Lo miré y me tocó la mejilla.

- No puedo creer que mi padre te lastimara de tal manera, tanto física como sentimentalmente.- Me acarició.

- Yo no se que hice para merecer tal cosa.- Toqué su mano.- Siempre pensé que había hecho cosas malas, porque no encuentro otra manera.

- Tú no puedes haber hecho cosas malas Megan, tú eres una de las chicas más genuinas que he conocido en mi vida.- Se fue acercando y me besó. Necesitaba esto, esta paz que el me da solo con un toque o un beso. Pero como todo lo bueno tiene que acabar, recordé lo que eramos, y creeme que estaríamos destinados al infierno por este pecado tan grande, nunca fui alguien muy religiosa, pero sabía que esto era tan prohibido como que nos quemaríamos en el fuego con el que estábamos jugando, pero era por mi parte ya que él no estaba al tanto de toda esta situación.

Mi perdición (Terminada.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora