Efectos Secundarios

Capítulo 7: Padre de bebé, 1.

Autora historia original en inglés: novocaine_sea para AO3.

Bakugo POV

Bakugou recordó la noche en que se habían juntado; no fue hace mucho tiempo, pero siempre estaba fresco en su mente. Había deslizado rápidamente una nota garabateada debajo de la puerta de su dormitorio, ordenándole que se reuniera con él en el techo a medianoche. Fue una especie de espuela del momento, una que estaba completamente fuera de lugar para él. Pero solo quería quitar esta mierda del camino. Sus ojos de platillo siempre estaban enfocados en él durante toda la clase y era difícil no notar que cavaban agujeros en la parte posterior de su cabeza. Era más fácil simplemente sacar esto y tener una declaración de amor estúpida o algo así. Sin embargo, él tampoco era tan sutil. Kirishima y Kaminari lo molestaban implacablemente acerca de cómo siempre estaba mirando a Uraraka cuando estaban haciendo entrenamiento físico. Después siempre mencionaban que ella era demasiado buena para él. Las miradas no se detuvieron y fue un milagro que no se dieran cuenta de que los dos estaban juntos.

Uraraka, de hecho, había venido esa noche y se anunció con un "Um..." mientras empujaba la puerta de la azotea. Había crujido ruidosamente de la manera en que lo hacía el metal oxidado, algo así como el sonido de las uñas en una pizarra. Horrible. Bakugou había estado apoyado con los codos contra la barandilla para pasar por alto el campus, de espaldas a ella. Él miró por encima de su hombro y llamó su atención, al ver la forma en que ella se congeló sorprendida. Ella había tropezado con sus palabras, algo acerca de no esperar que fuera él, pero una vez más, realmente no sabía quién podría haberle escrito la nota en primer lugar. Bakugou había respondido con algo como "¿fue realmente sorprendente?" Y ella dijo que no.

Hubo un silencio que siguió y la incomodidad colgaba pesadamente en el aire. Encaja perfectamente con la humedad haciendo que su cabello se levante en todas direcciones. Él no sabía qué decir ahora que ella estaba allí con él, solos, en la azotea con vistas a un campus oscuro. Pasó el toque de queda y estarían en la mierda si fueran atrapados, pero valió la pena. Bakugou, por su parte, se sorprendió de que Uraraka rompiera las reglas en primer lugar. La curiosidad mató al gato, después de todo.

Fue una angustia para Bakugou, ya que nunca antes se había confesado a alguien; pensó que era cursi y asquerosamente romántico, dos cosas que definitivamente no era. Bakugou no hizo el romance. Sin embargo, allí estaba él, dejando que su corazón abriera el camino antes de que su mente y sus músculos tuvieran la oportunidad de ponerse al día. Él culparía a la brillante sonrisa de Uraraka en el futuro, pero esa noche fue la primera (de muchas) en que tendría la oportunidad de hablar con ella uno a uno.

Bakugou no sabía cuánto tiempo habían estado en ese techo, pero Uraraka finalmente había roto el zumbido, diciéndole a Bakugou que no le parecía gracioso que se estuviera burlando de sus sentimientos. Bakugou se había enojado inmediatamente, las palmas se encendieron con furia. Los juramentos volaron de su boca, argumentando que no se estaba burlando de ella y de sus sentimientos de mierda. Bakugou no quería que se fuera. Él ni siquiera quería dejarla ahora. Era lo opuesto a lo que él quería y él se lanzó hacia adelante para agarrarse de su muñeca, suavemente, para no lastimarla, y susurró muy silenciosamente en el abismo de la noche que él le devolvió los sentimientos y quería salir con ella. De nuevo, más silencio. Sería la muerte de él si la Liga de Villanos no lo alcanzara primero. Eso le había enviado escalofríos por la espalda, pensando en esas cicatrices en las manos que podrían convertirlo en partículas en cualquier momento.

Las cigarras chirriaron abajo y el corazón de Bakugou martilleaba en su pecho. Era la misma sensación que tenía después de la oleada de golpear a un enemigo en el suelo, o a Deku. La única respuesta de Uraraka fue dar un tono rojo que Bakugou nunca había visto antes y dejar un beso fantasma en su mejilla antes de regresar corriendo a su dormitorio. Bakugou no sabía si eso significaba que sí o no, pero su mano había ido a su mejilla y pensó que esto era solo otra cosa que podía agregar a su lista de mierda que había fallado.