Story Collection

Memorias de un príncipe

Estuve enamorado de la misma chica desde que tenía aproximadamente una década de edad. Escuché un pequeño revuelo fuera de mi sencillo escondite, "Eres un monstruo, Lily". Me asomé, había dos niñas una pelinegra y la otra... Mis ojos no podían dar crédito a la preciosa pequeña de rojizo cabello y unos bellos ojos verdes que me cautivaron al instante.

En un momento, mi mundo se centró en ella, no dudé en mostrarle que ella era especial, que no éramos tan diferentes y que no tenía nada de qué avergonzarse. Nos hicimos amigos, mejores amigos, de hecho.

A los once entramos a la misma institución. Desafortunadamente, nuestras habilidades, cualidades, personalidad y, en parte, elecciones, nos separaron. Ella pertenecía a los valientes mientras yo, a los astutos y ambiciosos, pero nadie realmente conocía la nobleza de mi corazón, cubierto por una coraza.

Al principio todo era igual, nos seguíamos llevando bien, como grandes amigos aún en la distancia. Nos veíamos en los tiempos libres y platicábamos de nuestros días. Ella era la luz de mi diario vivir cuando todo alrededor era gris. Con solo verla salía el sol y cuando nos separábamos, solo éramos mi soledad y yo.

Por supuesto, ella no notaba mi ausencia del todo, su alegría y amabilidad la hacía estar rodeada de muchas personas. Yo no tenía nadie más que a ella mientras ella tenía al mundo a sus pies y yo en él.

Su puro corazón no aceptaba injusticias, maldades, crueldad, egolatría y otros defectos que ese arrogante cerdo poseía. Yo mismo era víctima de ese malnacido. Ella lo detestaba, me lo decía, pero yo podía leer en sus ojos que eso no era así. Podía mentirles a muchos, fingir ante otros, pero yo sabía la verdad.

Siempre estuve a su lado para protegerla de tipos como él, pero me odio por nunca ser capaz de mostrarle mis sentimientos. En mí había creciendo algo tan inmenso y mudo; la veía tan frágil, tan limpia, tan pura aunque no fuera por mí. Estaba cambiando, me di cuenta de eso.

Poco a poco se fue alejando, la fui perdiendo, se me escapaba de los brazos para entregarse a los de él. ˂˂ ¡No, Lily! No te mereces que te hagas eso. ¡No te merece!˃˃ Repetí una y otra vez, pero solo en mi cabeza. No podía perturbarla, molestarla, inquietarla. Lo odié. Lo odié, lo odié. Se estaba llevando lo más preciado para mí, lo celos me quemaban, ardían en mis venas. No podía hacer nada, tenía que aceptar verla con él, pero ¿tenía que ser justamente él? ˂˂ ¿Por qué? ¡¿Por qué?!˃˃

Ella ya no era para mí. Tristemente lo fui reconociendo. Verla tan cerca de él me fue cerrando, me fue envolviendo en mi interior. Mi corazón se cubrió de una capa impenetrable. Lo poco que expresaba mis sentimientos se evaporó. Comencé a cubrir mi cuerpo con lo que había en mi corazón, oscuridad. El color se había ido de mi ser, todo en mi era negro.

Era ella tan dulce como siempre aunque yo ya no era nada para ella, solo un conocido mas. Siempre me dirigía esa linda sonrisa, pero nada de especial. Ella no era la mala, solo no me había escogido a mí y eso me dolió. ¿Cómo culparla? Si yo fui yo el cobarde, pero mi amor por ella jamás murió.

A los diecisiete años salimos del colegio. Ella tomó su rumbo, con él y yo tomé una carrera como profesor. A los veinte años ella tuvo un hijo, una punzada atravesó mi pecho cuando me enteré. Era una criatura producto de la mujer que amaba y el hombre que mas odiaba en el mundo.

Todo ese resentimiento me llevó a cometer errores, a ser parte del mal que acechaba en la época. El temible líder supo de una amenaza en su contra, causada por el pequeño hijo de mi amada. ¡Imposible! No podía ser cierto. Estaba dispuesto a deshacerse del niño a toda costa, arrasando con quien tuviera enfrente, eso la incluía a ella, su madre.

Me sentía desesperado, detestaba al padre, pero adoraba a la madre. Era solo un niño de un año, ¿Cómo podía haber tanta maldad en un individuo como para asesinar a tan solo un niño? No, debía hacer algo. Tenía que informar lo que sabía.