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— Ehm, bueno, yo debo irme — decía incómodo Jin, rascando su nuca —. Me la cuidas, Jeon. Llevala a mi casa cuando acabe su cita.

— Sí, yo me encargo, tú tranquilo, SeokJin. Ya vete, shu — lo corría el pelinegro —.

Ambos rieron, viendo cómo el más alto se alejaba poco a poco hasta que quedaron solamente JungKook y aquella castaña de nombre TaeHyung. El silencio nuevamente gobernaba entre ellos, haciéndolo algo incómodo, ya que apenas se conocían y no sabían sobre qué hablar.

— Vaya, no sabía que SeokJin tenía hermana, lo tenía bien guardado — comentaba Kook para romper el hielo —. ¿Dónde vives?

— Eh, bueno, no soy de aquí, vivo en otro lugar un poco más lejos y cada que digo el nombre nadie sabe dónde es — reía la contraria nerviosamente —. Sí, de seguro no habla de mí por ciertas razones.

— ¿Ciertas razones? ¿Qué debe ser? — Preguntó confuso el pelinegro.

— Oh, nada, nos separamos cuando eramos  más chicos — mentía para poder evitar decir la verdadera historia —. Pero no hablemos de mí, cuéntame sobre ti.

— Estudio arquitectura junto a tu hermano, tengo 18 años, me gusta comer ramen instantáneo, jugar basquetball, no soy fan de las fiestas, por eso SeokJin y yo nos la pasamos juntos todas las tardes.

Todo lo que el chico decía, la castaña ya lo sabía, hasta lo repetía en su cabeza como si de una canción se tratase. Lo conocía desde hace seis años, escuchando su risa y las anécdotas que le contaba a su hermano; con tan sólo eso, ella se enamoró de él. Podía tener momentos difíciles por su forma de vivir, pero JungKook lograba ponerla feliz y que olvidara todo lo malo que pensaba con solamente oírlo.

La mirada de la chica estaba totalmente perdida en el rostro del contrario que se reía por ver la manera en que lo veía.

— ¿Por qué me ves así? — Le preguntaba ladeando su cabeza.

— ¿Eh? Ah, bueno, es que a mí tampoco me gustan las fiestas y es genial congeniar así — respondió riendo mientras un color rojizo se tornaba en sus mejillas —.

— ¡Qué linda! Te has puesto colorada — comentaba el pelinegro picando su mejilla —.

— ¿¡Eh?! — La castaña se sorprendió por aquello, cubriendo su rostro.

A JungKook le parecía tierna, además de que había logrado llamar su atención, pues todas las chicas se emocionaban cada que hablaba y ella simplemente lo escuchaba, impresionándose por otra cosa que consta de su personalidad y no tanto de lo que hace. Eso era lo que buscaba, una chica a la que le importase su forma de ser y no lo que hacía ni su físico.

— Oye, ¿te puede preguntar algo? — Soltó de repente JungKook.

— Claro, lo que quieras.

—¿Por qué te llamas TaeHyung? ¿No ese nombre lo suelen usar los hombres? — Preguntó alzando su ceja mirando a la castaña.

La menor se quedó callada y su rostro se tornaba en un gesto de preocupación. ¿Qué podía decir respecto a eso?  De pronto sus labios temblaban y no podía dejar de mirar al suelo, jugando con sus manos.

— Bueno... Ehm. Nuestra mamá siempre quiso tener dos hijos y siempre le ha gustado el nombre de TaeHyung, entonces no quiso ponerme nombre de niña — sonrió nerviosa —. ¿Debería cambiarme el nombre?

Tenía miedo que JungKook la juzgara, pero no lo hizo, pues le mostró una cálida sonrisa, dejando palmadas sobre su cabeza para después despeinar su cabello un poco. Logró quitarle los nervios de encima y la tranquilizó.

La hermana de SeokJin •• KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora