Prólogo - «Mi Perdición»

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Hola, mucho gusto.

Para lo que me conocen y para los que no, me llamo Nicole. Soy una escritora amateur, intento de escritora, más bien dicho. Escribo por amor a la letra y al drama, escribo mucho drama, romance y comedia. También puedo llegar a ir más allá, tanto como claridad, hay oscuridad.

«Pero eso no importa ahora.»

Bueno, ¿qué les puedo decir?

¡Diviértanse!

Corre prólogo...

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Alejandro Guzmán

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Alejandro Guzmán

«¡Es la última vez que hago de chófer! Ella debería venir a recogerlo, después de todo, es su hermanito. '¿Cómo se supone que venga? ¡Si ni siquiera recuerda que hoy llega su hermanito querido!» Me digo a mí mismo con un toque de sarcasmo mientras estaciono el auto en el aeropuerto, pago el ticket y cargo uno de esos carritos para las maletas. Adentrándome al bullicioso aeropuerto, me quedo plantado en medio del caos, esperando a ese joven aventurero que decidió explorar medio planeta en tan solo un año. «¿Qué habrá estado pensando cuando planificó esta locura?»

El nombre de su hermana reluce en mi pantalla.—¿Ale?

—Ya estoy esperándolo, su viaje debe llegar en unos diez minutos.

—¡Muchas gracias! ¡Eres el mejor!

«Lo sé»

—Quiero que termines ese informe para mañana, ¿me entendiste?,—resondra a alguno de sus colaboradores, o más bien a Elliot.—Bueno, nos vemos en una hora.

—Sí, adiós.

Cuelgo la llamada con un suspiro exasperado y decido que un buen café helado es justo lo que necesito mientras espero al hermano perdido de Liz. Me dirijo a una de las cafeterías cercanas y pido un americano helado, necesito algo que me mantenga despierto y fresco para enfrentar lo que sea que venga.

Regreso a la puerta del check-in y observo atentamente a cada persona que sale. Después de unos interminables diez minutos, finalmente lo veo. Por supuesto, tiene que ser un espectáculo, así son todos los Johnson: impecables. Caras perfectamente esculpidas, aunque apuesto a que no han dormido ni una mierda.

Con mi café en mano, me acerco con una sonrisa fingida mientras intento ignorar mi creciente irritación por haber sido designado como chofer personal de último minuto.

Maddxon Johnson, el mayor de los gemelos y el próximo Francke Johnson, se acerca a mí con su característica elegancia. A pesar de sus 1.92 metros de altura, nos mantenemos a la par. Lleva puestos sus audífonos, pero eso no le impide detenerse para saludarme. Nos encontramos y lo abrazo, consciente de que ha pasado un año entero fuera del país.

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora