Janick Méndez
La pregunta se repetía en mi mente como un mantra incesante mientras avanzaba por la calle hacia el hogar de los Johnson. «¿Qué se supone que debía usar para una cena con una familia de la élite?» La maldita pregunta parecía haberse instalado en mi cerebro, martillando cada pensamiento con una sensación de ansiedad y autopresión.
Ni siquiera podía creer que me encontraba en esta situación. ¿En qué momento había aceptado hacer esta mierda? Me recriminaba a mí misma mientras avanzaba, sintiéndome como si estuviera a punto de caminar hacia mi propia ejecución.
La respuesta se hacía evidente en mi mente: en el preciso instante en que decidí cobrarle a un Johnson. Pero, ¿qué otra opción tenía? Él solo se aprovechó de la situación, jugando con mi necesidad de ingresos y mi ingenuidad al ofrecerme este trabajo que, en realidad, me estaba arrastrando hacia el abismo.
Intentaba ser gentil, eso no podía negarlo. Pero, al aceptar su oferta, me sentí como si estuviera jugando con fuego, sin darme cuenta de que me estaba quemando viva lentamente. Y ahora, aquí estaba, enfrentándome a una cena con la élite, sintiéndome como una payasa en medio de un circo de alta sociedad.
«Que estúpida soy»
Entro a la casa, donde mi tía está en la mesa junto a Lenon, me limito a darles una mirada y dirigirme a mi habitación. Escucho sus voces,—¿Qué tal tu primer día?
—¡Bien!,—digo desde el segundo piso.
Me adentro en la habitación, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre mis hombros, y me quedo sola, sentada en mi cama. Las palabras apenas susurradas salen de mis labios, un susurro cargado de frustración y ansiedad.
—Carajo, carajo.
La puerta se abre con suavidad, y mi tía entra con una sonrisa tranquila. Sus ojos, cálidos y llenos de preocupación, se posan en mí mientras se acerca lentamente. Observa detenidamente mi rostro, como si pudiera leer en él los tormentos que agitan mi interior.
—¿Todo bien? —pregunta con voz suave.
—Sí, todo bien —respondo con un intento débil de tranquilizarla. Ella se acerca aún más y acaricia mi rostro con ternura, como si quisiera borrar las preocupaciones que se reflejan en mis ojos.
—¿Puedo salir esta noche? —pregunto, mi voz apenas un susurro lleno de anhelo y determinación.
Una sombra de confusión cruza el rostro de mi tía antes de que responda, su voz llena de cuidado:
—Le debo un favor a alguien, solo quiero cumplirlo y no volveré a salir.
Ella sonríe, pero puedo ver la duda en sus ojos mientras me mira.
—No te niego las salidas, Janick, eres joven y apoyo que conozcas personas.—Me mira con duda,— Pero, ¿cómo es eso de que le debes un favor a alguien?
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Mi Perdición
Novela JuvenilÉl un completo arrogante y narcisista. Ella orgullosa y resentida. Él regresa de su año sabático. Ella inicia una nueva vida. Ambos cruzan miradas a través de un flash. Sin pensar que ella se volvería su perdición. Y él su dolor de cabeza. Pero tamb...