05화 : El Príncipe de Nieve

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El lunes en la mañana, los jóvenes comprometidos retornaron a la mansión Kim. Llegan para el almuerzo, donde son brutalmente atacados con los últimos preparativos para la boda. ¿Y qué falta? Los dichosos trajes. Por ello, su madre ignora que ambos tienen encima un poco de la esencia del otro para así continuar con los preparativos. La boda es en dos semanas, no tenía tiempo para llenarlos con preguntas.

—Esta tarde, tiene que arreglarse esta misma tarde —sentencia haciendo rodar la mirada al joven alfa.

—Es sólo un traje, má —murmura apuñalado descuidadamente al inocente coctel de frutas que se disponía a comer.

—Es lo más importate, cariño —le asegura. —Un buen traje representa un buen comienzo —sonríe emocionada sujetando la mano del omega encima de la mesa. —Te verás hermoso, Jungkookie.

—No necesita un traje para eso —bufó, detestaba ir con el sastre. El viejo alfa es gruñón, extremadamente perfeccionista y siempre está regañándolo por moverse demasiado.

Por lo tanto, no visualiza el sentido de sus palabras hasta que ambos omegas le miran. Un pequeño castaño sonrojado, y su progenitora con diversión. Taehyung carraspea, incomodo.

—Gracias por el almuerzo, iré a dormir. Manejar cansa —se despidió huyendo de la embarazosa situación.

¿Qué había dicho? Claro que Jungkook era hermoso portando cualquier cosa, pero no tenía que darlo a entender en voz alta; es un pensamiento personal. No duda en darse golpes mentales.

El único hijo de los Kim jamás fue propenso a dejarse llevar por su lado animal, su autocontrol hacia la mayor parte del trabajo contando también que su lobo parecía de acuerdo con cada decisión que tomaba. Sin embargo, mantienen una acalorada discusión por la mañana. No podía hacerle hablar sin pensar; en los últimos días ha estado haciéndolo, muy recurrentemnte. Estaba mal.

En algún punto del mediodía, consigue dormir plácidamente antes de tener que lidiar con aquel viejo sastre. Suficiente tuvo con verle la cara antes del festival de invierno. Dentro de sus sueños, todo parece ir bien. Al menos, no hay muchas imágenes que recuerde; no sueña con frecuencia.

—Cariño, despierta —la elocuente voz de su madre se cuela en dulces imágenes de su siesta haciendole volver en sí, de a poco. —No podemos hacer esperar a Jungkookie~

Taehyung suspira desprendiéndose de su cama mientras talla sus ojos tratando de orientarse. Casa de los Jeon, sastre, sufrimiento, su madre contenta. Trata de tomar inspiración para terminar por enfundarse en una chaqueta de cuero; finalmente, baja con su madre, quien le espera junto al chófer. Listos para partir.

—¿No se supone que el alfa no debe ver al omega con al atuendo hasta el día de la boda? —murmuró con fatiga Kim Taehyung; recarga su mejilla sobre el helado cristal de la ventana del lado izquierdo, donde se encuentra sentado.

—¿Quién dijo que ibas a verlo en su traje? —y eso es suficiente para saber que su propia madre le desplazaría durante la sesión con aquel alfa gruñón.

El sufrimiento inicia cuando el viejo Kim —gran desgracia compartir apellido, por cierto— le reprende por usar esos trapos tan anticuados.

Son retro 90's, gracias. Pensó enfurruñado el alfa más joven, quien es sometido a minutos —que son como horas— donde tuvo extendidos los brazos en un perfecto ángulo llano. Tenía todo enntumido y, para colmo, su madre se fue cotilleando con el omega hacia un área especial para tomar sus medidas y hacer pruebas con algunos atuendos ya diseñados.

—He terminado, estará listo en una semana —el viejo Kim le empujó fuera de su estudio alegando que era necesario ponerse a ello cuanto antes.

Taehyung creyó haber pasado una eternidad ahí dentro; sin embargo, no es tiempo suficiente para el par de omegas quienes le acompañan. No los encontró en el recibidor, ni afuera. Sin pensárselo dos veces, cotilleó entre interminables pasillos con maniquíes buscando a su madre, y futuro esposo.

Amour PlastiqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora