Luna de miel, debían estarle jodiendo.
¡Dos meses en un lugar que aún desconocía junto al alfa más infantil del mundo entero! Jungkook se enteró hace poco más de tres minutos que, sus ahora suegros, les darían como regalo de bodas el viaje de la luna de miel. ¿Lo peor de todo? Taehyung no había debatido nada, absolutamente nada.
Dos semanas pasaron desde la última vez que vio a Seungmin, comenzaba a perder la paciencia; su vida se resumía en buscar trajes, flores, adornos, sillas, banquetes y mil cosas más.
Iba a explotar, ¿por qué aceptó?
—Oye, ¿estás bien? —esa maldita voz. Llevaba un mes de conocerle, pero para ese punto comienza a odiarlo.
El alfa junto a él era sumamente callado, y extraño. La mayor parte del día jugaba videojuegos, comía chupetes o se hallaba masticando chicle.
—Llevo tres días durmiendo en tu casa porque terminamos muy tarde de ver lo relacionado con la boda —su tono trata de ser calmo en un inicio, pero termina por perder los estribos cinco segundos más tarde. —¡No estoy bien!
El alfa retrocede un par de pasos, sin saber cómo manejar tal situación.
—Lo lamento, no pensé que mamá fuera a ponerse tan emocionada con este asunto —hay sinceridad en cada palabra, consigue calmar tan siquiera un poco al omega. —¿Quieres ver a tu beta?
Jungkook asiente mordiéndose el labio inferior, triste. Al alfa no le gusta cómo se siente aquello.
—Mañana puedo distraer a mamá, así podrías ir a verlo —Taehyung no piensa mucho cuando despeina, amistosamente, el flequillo del omega para dejarle solo de nuevo. Quiere darle privacidad.
Jungkook frunce el ceño, incómodo de esa sensación cosquilleando al fondo del estómago.
El futuro alfa de la manada no está particularmente emocionado con la boda; sin embargo, podía entender la molestia del castaño. Él no tenía nada que perder uniendo su vida al omega. Jungkook, sí.
—¿Puedes venir? Mamá quiere decirnos algo —interrumpe segundos después de que se había marchado. Más calmado, el omega accede sin rechistar nada.
La señora Kim ha sido demasiado dulce con él; incluso si odiaba admitirlo, aquella familia hacía todo lo posible por hacerle sentir cómodo. Al detenerse al final de la escalera, la madre del rubio cuelga la llamada que atendía.
—Jungkookie, me gustaría que fueras este fin de semana a la casa fronteriza con TaeTae, así podrán acoplarse antes de la boda —ambos fruncen el ceño ante la orden, disfrazada de sugerencia.—¿Acoplarse? —irrumpe Taehyung, evitando que el propio omega lo hiciese.
Su madre asintió. —Cariño, Kookie también vivirá ahí, mínimo un año. Es justo que ayude a que el lugar luzca acogedor para él. Las siguientes semanas serán ocupadas, así que deberían ir.... Mañana —una llamada nueva entra al teléfono de la mujer que organizaba su boda, interrumpiéndole; termina por excusarse antes de atender.
¿Más ocupados? Jungkook se iba a desmayar.
—Lo lamento, no lo sabía —murmura entonces, agobiado.
—Está bien, no importa
—Haré que nos dejen partir al atardecer, puedes ir en la mañana. Con permiso —Taehyung le rodea subiendo a su habitación en un intento por guardar la compostura, su dulce progenitora iba a volverlo loco, ¿tan difícil era casarse? Al parecer, sí.
Jungkook creía que, en la cabeza del príncipe, no había más que golosinas y videojuegos; la verdad dista mucho de eso. La mente del rubio trabajaba diez veces más rápido que cualquiera, tenía planes para cualquier inconveniente. Sin embargo, su madre parecía empeñada en cambiarle todos y cada uno. No contó con tener que pasar un fin de semana completo con el omega. Tres días y dos noches, ¿cómo iba a sobrevivir junto a ese delicioso aroma estando solos?
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Amour Plastique
Hayran Kurgu-- La Luna hace las cosas por una razón -- Kim Taehyung no se considera así mismo un 'buen alfa', pero nada es impedimento para que elija a su pareja, quien afortunadamente está enamorada de...