CINCO

398 73 11
                                    

La Sala Ambiental, tal como Strikes la había mencionado, era algo mucho más cómodo de lo que Garrett se había imaginado en primer lugar. De hecho, todo el camino desde aquellas salas de pruebas hasta su destino se la pasó imaginando que clase de horrible lugar les esperaba a los doce prisioneros, contándolo a él, que ahora formaban parte de aquella extraña prueba.

Sin embargo, en cuanto los soldados que los custodiaban se detuvieron ante una puerta blanca de titanio, y ésta se abrió mediante un código que el mismo Strikes ingresó en su sistema, Garrett se quedó callado, tanto en su mente como en el mundo físico.

Conforme los prisioneros fueron pasando, los soldados se metían entre ellos para ejercer cierto control entre los presentes. Cuando le tocó a Garrett ingresar, supo al momento que su estadía en aquella Área 51 se iba a prolongar mucho más de los 10 días que había comentado Strikes al científico. Había literas dentro de una pared blanca, donde el cuerpo de esta tenía huecos del tamaño de un pie para ocuparse como peldaños. Frente a la zona de literas había varias mesas blancas, junto con bancos sin respaldo. Encima de las mesas había algunos floreros de vidrio, con piedras azules, y plantas pequeñas que contenían pétalos de diversos colores. Había científicos en la sala, pero con trajes especiales que hacían dudar si en verdad eran hombres de ciencia o no: trajes blancos que cubrían todo su cuerpo, incluyendo las botas, así como un casco, conectado a un tanque de oxígeno. ¿Astronautas o buzos?

Al fondo, la zona de higiene. Baños individuales con puerta semitransparente, así como un área de regaderas.

¿Qué rayos era ese lugar?

—Atención —los llamó Strikes. El grupo de prisioneros se detuvo y todos enfocaron la mirada en aquél hombre—. Elijan una cama. No quiero que estén peleando, no quiero desvelos, no quiero respuestas.

¿Desvelos? ¿Peleas? ¿Qué era eso? ¿Un campamento?

—Mañana a primera hora vendrá toda una escuadra por ustedes. Los quiero despiertos al alba, antes de las cero quinientas horas, ¿me entendieron?

Nadie dijo nada. De hecho, a Garrett le sorprendió que, muy por dentro, él quisiera responder.

Ante la negatividad del grupo de prisioneros, Strikes frunció el ceño y asintió con la cabeza. Ante tal orden, los soldados presentes dieron un severo golpe a las piernas de los prisioneros, por la parte de atrás, lo que obligó a todos, o en su gran mayoría, a doblegarse y caer de rodillas con un quejido bastante sonoro.

—Dije, ¿me entendieron?

—¡Sí, señor! —hubo una respuesta general.

Strikes sonrió, bastante satisfecho, y se dio la vuelta. Tras él, los soldados que los habían escoltado hasta la Sala Ambiental echaron una mirada de advertencia a los prisioneros y lo siguieron en silencio.

Luego, cerraron la puerta y se escuchó cómo el pestillo los encerraba en su nuevo hogar.

—Muy bien... —Garrett fue el primero en romper el silencio, aún de rodillas y mirando a sus compañeros de milicia—. Ahora sí, alguien puede explicarme... ¿qué rayos está sucediendo aquí?

Sin responderle directamente, algunos de los prisioneros comenzaron a ponerse de pie y suspirando por lo bajo. Una de las chicas, porque sí había chicas, se apresuró a dirigirse al otro lado de toda la Sala Ambiental y encontró un compartimiento donde había ropa. Pantalones y camisetas blancas con un tono casi gris. Sin pensarlo dos veces, se vistió.

El grupo, en total, constaba de 12 personas. Garrett, Izzy, y otros 6 hombres. Las demás mujeres, se dirigieron apresuradamente a ponerse algo de ropa.

Código 51 [Viaje entre Mundos I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora