VEINTIDOS

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Cuando Garrett abrió la rejilla de ventilación, por detrás de la lavandería, se percató de que muchos de los miembros de la escuadra A se hallaban durmiendo. El dolor que habían vivido esa misma mañana en la prueba de los sueros, que aún seguía sin explicación alguna, los había dejado totalmente agotados.

Antes de cerrar la rejilla con cuidado, Garrett se deshizo de la ropa de guardia de seguridad, la hizo bolas, y la dejó en los interiores del conducto de ventilación. Con cierta rapidez, tomó un baño rápido, y salió para volver a ponerse su ropa. Tenía que tomar el aspecto de que en verdad se había tomado un buen rato para asearse.

Al salir, una voz lo pescó.

—Te tardaste mucho, como para que eso fuera un baño.

Shadia estaba saliendo de una de las regaderas en conjunto, y secaba su cabello con una toalla blanca. Llevaba sus prendas de prisionera, y su cabello aún goteaba. A pesar de notarse cansada por la prueba de aquella misma mañana, le dedicaba a Garrett unos ojos de cierta desconfianza, con demasiada curiosidad.

—Sí —respondió él—. Quería ahogarme un poco.

—¿Seguro? —Shadia cerró los ojos, para secarse el cabello con cierta rudeza, para no parecer demasiado hostil—. Izzy te llamó varias veces. Casi se mete a las regaderas para buscarte.

—¿Por qué? —estaban a punto de descubrirlo, ¿cómo había podido ser tan tonto? Se tardó muchísimo más tiempo del esperado—. ¿Descubrieron algo?

Esperaba que Shadia pudiera responder de un modo afirmativo, y con ello cambiar un poco el sentido de la conversación. Pero para su mala fortuna, ella negó con la cabeza.

—Necesitaba un poco de tu apoyo, en cuanto a un pequeño debate que tuvo con Seth y los demás. Algo acerca de teorías conspirativas del gobierno, yo qué sé —el tono de su voz le indicó a Garrett que Shadia no le dio importancia a su propia respuesta, sino que se estaba enfocando más en lo que Garrett había estado haciendo—; pero si hubieses estado aquí... tal vez hubieras oído. Te llamaron varias veces.

—¿Estado... aquí...? —titubeó él. Shadia lo había descubierto.

—Garrett, seré quizá una prisionera, pero no soy estúpida —le reclamó, sin importarle que su voz estuviera en un tono medio—. Sé que no estabas en las regaderas, y que tu propósito al alejarte de nosotros no era el tomar un baño.

Con los ojos, apuntó directamente a su playera, algo húmeda por el baño rápido que se había dado para no levantar sospechas. No se había secado en su totalidad, para verse un poco más natural y sin intenciones de ocultar su verdadero lugar de oculte.

—Shadia, yo... —incluso sintió miedo. ¿Shadia era capaz de decirle a los demás? Porque en esos momentos, ella ya sabía que él no había estado en la Sala Ambiental durante todo el rato. ¿Por qué no esperó más tiempo dentro del conducto hasta cerciorarse de que nadie estuviera cerca?

—¿Saliste?

Garrett quiso cerrar los ojos con fuerza, sintiendo enfado consigo mismo. Pero en lugar de eso, sólo bajó la mirada. Sintiendo la derrota.

—¿Se lo dirás a los demás?

—Somos un equipo, Garrett —le espetó Shadia, dejando de tensar su cuerpo y caminando hacia la lavandería para dejar la toalla en una canasta—. Tal vez hace unos días no conocíamos de nadie, pero ahora estamos juntos. Hemos sufrido juntos, hemos buscado un modo de salir de aquí, juntos. Hemos averiguado la maldita historia de este maldito lugar. Juntos.

—Lo sé, Shad, pero... —¿acaso acortó su nombre en una muestra de empatía y cariño como amigo?

—Maldita sea, Garrett. ¿Nos ocultas algo más? ¿Algo que hayas descubierto? —en cuanto ella dejó su toalla en el canasto, bajó un poco la voz—. ¿Algo sobre los Infiltrados? ¿Lo que sea?

Código 51 [Viaje entre Mundos I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora