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Capítulo 3. Quien tiene una buena noche, no tiene buena mañana.

Quien tiene una buena noche, no tiene buena mañana.

Eso siempre me decía mi padre y nunca había pensado en lo real que era hasta ese mismo día.

Me desperté con un dolor de cabeza terrible, los párpados me pesaban, mi cara era un completo asco y por no hablar de mi cabello. Ya entendía porque la gente odiaba el día de después de una fiesta.

Yo nunca había sido de beber mucho y después de aquella experiencia solo pude afirmar lo bien que había hecho todos aquellos años anteriores.

—Y como te estaba diciendo "boom" mataron a Newt, por una semejante estupidez cómo que no pensaron que la sangre de Thomas pudiera curarlo, ¿te lo puedes creer? —espetó Loby dándole un sorbo a su batido.

Yo me mantenía con mis gafas de sol mientras que por dentro solo deseaba que me mataran.

No tenía ningún tipo de ganas de salir hoy pero Loby, que había descubierto que siempre hacía de las suyas, me había invitado a almorzar para explicarme cómo iba esta semana de iniciación en la universidad.

Cómo no, tampoco faltó el tema de los cinco fantásticos y descubrí que Salena era una especie de ícono de moda, que Tyron era el capitán del equipo de fútbol de la escuela pero también era el artista por excelencia, que Bradley lideraba el grupo de debate, que Rachel era delegada y que Jacques era la estrella del coro de la universidad.

Era demasiada información para mi pequeño cerebro.

Iba a explotarme.

Ahora me hablaba de una de sus películas favoritas y de lo frustrado que se sentía porque mataran a su personaje favorito. Casualmente también era el mío.

—Lo sé Loby, lo sé. Newt era mi bebé pero, ¿qué me dices de Teresa? ¡Su muerte sí que fue estúpida! —El hecho de que tuviera resaca y quisiera morir no iba a impedir que sacara mi vena fangirl.

Loby resopló y le dio otro sorbo a su batido antes de hablar. Parecíamos dos marujas cotilleando los chismes del día.

—Querida, déjame decirte que en la película lo pintaron más bien como un suicidio. Ella podía haber saltado pero no lo hizo porque la culpabilidad le pesa más. Murió como un símbolo de que sólo así podría liberarse de su culpa —explicó muy puesto en el tema.

Me tuve que reír porque Loby se veía muy gracioso con su batido, sus gafas de sol y su voz de "es que no te enteras chavala".

—Yo creo que su muerte... —Iba a seguir hablando pero ver que Loby ya no tenía sus ojos puestos en mi sino detrás mía llamó mi atención—, ¿qué pasa? —terminé por preguntar curiosa por saber que era tan importante como para dejar el fangirleo a un lado.

Él sacudió su cabeza y volvió a la realidad.

—Nada, pensé que había visto a alguien conocido —Yo me limité a asentir.

—Bueno creo que por hoy se acabó mi estancia fuera de mi habitación. Me vuelvo a la cueva amigo —afirmé bastante decidida a echarme una siesta que durara días para poder recuperarme. Por suerte la cafetería de la universidad era gratis.

Loby negó con la cabeza e intentó pararme.

—¿Me vas a dejar solo en la fiesta que van a hacer esta noche? Además, ni siquiera me has dejado que termine de explicarte cómo será todo esta semana —preguntó poniéndome cara de cachorro indefenso. Yo suspiré.

No llevábamos ni tres días siendo amigos y ya tenía calado a este chico.

—Te las apañarás, que a mi parecer conoces a todo el mundo aquí y de lo otro hablaremos mañana cuando no tenga resaca, por favor.

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