Capítulo 9: No quiero casarme contigo

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- No entiendo

Dios mío, ilumina a Daniel. Que no se altere, controla su temperamento para que no me obligue hacer nada por la fuerza. Tenía miedo, aunque no se notara, temía que me lastime. De nada servía seguir con la boda si el idiota del mafioso Ricci intentará matarme. Lo mejor era arreglar las cosas con él, para después reanudar los planes con Daniel.

Es ahora o nunca, Kate.

- No quiero casarme contigo.

No crean que olvidé mencionar el "por ahora". Creo que mi cerebro escuchó a mi traicionero corazón porque no me querría casar, nunca.

Inspiró profundo, y sé que estaba hirviendo por la ira. Su mano temblaba mientras  terminaba el cigarrillo y se acercaba sigilosamente.

- Lo harás. – Afirmó, más para sí mismo. - ¡Lo harás! ¡Te casarás conmigo!

Me tomó por los brazos, acercando su rostro al mío. 

¡Qué asco! El olor era abominable. Sus manos lucharon por herir mi piel, pero no pudo. Su mente no se lo permitió. Dentro de él creía que me quedaría como una esclava dependiente de él. Eso nunca, siempre voy a buscar una salida sin importar lo hundida que me encuentre.

- ¿Dónde vas? – Preguntó cuando intenté alejarme hacia la puerta. No discutiría con el enfermo. - ¡No saldrás de aquí!

Esta vez me sujetó tanto que me lastimaba. Le di una mirada furiosa, que pocas veces conoció. Este tipo está loco. Es cierto que tenía más fuerza y eso me ponía en desventaja. Pero no tenía que permitir que dañe mi lastimado ser.

En situaciones como estas, tenía que mostrarme segura y confiada.

- Suéltame. – Dije tan despacio pero fue más severo de lo que pensé.

- Te dije que no. Tenemos un trato, linda. – Aflojó su agarre. - No querrás que me enoje.

- Hablaré con mi padre. Buscaré soluciones pero necesito tiempo.

- No. No creas que me vas a engañar. Conozco a mujeres como tú, utilizas tus atributos para manipular al resto. Intentas dominar a todo el que te rodea pero, cariño eso no sirve conmigo.

Al parecer no era tan tonto. Siempre fue el títere de tantas personas, que olvidé que tenía un cerebro y que este aún funcionaba. Quité sus manos de mis brazos, en un gesto conciliador.

- Muy bien tú ganas. Soy de lo peor. – Qué novedad. - Solo déjame terminar algunas cosas que dejé a medias. Entonces me casaré.

- No hay trato

- ¡Deja de mandar todo a la mierda! Intento buscar una salida y tú solo piensas en tus putos negocios. Deja de asfixiarme, sabes que solo intento salvar a mi familia.

Genial, me estaba desmoronando en su maldita presencia.

- No me interesa si se mueren o no.

- Si les pasa algo puedes olvidarte que existo.

Y aquí viene mi dilema. ¿Qué pasaría si les sucede algo por mi culpa?

Ya no podría dormir. Con decir que llevo una cargar que pesa más que mi cuerpo, es suficiente.

- No entiendo cómo puedes ayudarlos.

Yo tampoco sabía cómo podía defender a mi jodida familia. Después de de todo soy Kate, una chica que no sabe lo que quiere, que le encanta manipular al resto y joder a todos aquel que le rodea.

- Deja el sermón emocional para ti. Decide, ¿cooperas conmigo o alargamos más esto?

Me dio la espalda, se sirvió vodka en un vaso y bebió. Eso era un sí. Cogí mi bolso, dispuesta a irme porque en cualquier momento podría cambiar de opinión.

- Hasta luego, Daniel.

Salí moderadamente de su oficina, pero cuando cerré la puerta me sentí en una maratón. Corrí hasta la sala, donde me detuve para respirar y recoger mi abrigo. Suspiré.

Me sentía agotada física y mentalmente. Hace unos días tuvimos una pelea por los guardaespaldas que me seguían a todos lados, claro que con discreción. Yo los llamaba espías, porque eso eran para mí. El tiempo, era un problema entre nosotros y hoy fue una discusión terrible. El que haya aceptado fue beneficioso, tanto para mí, como para mi familia.

Me daría tiempo, no más cenas, ni fiestas elegantes.

Tenía que celebrarlo. Y que mejor momento como en la fiesta de Angie. Podría despedirme de mis amigas, preparar la venganza y separarlas por siempre.

Algún día voy a desparecer y ese día yo tendré el control de mi misma.

Nunca nadie va dominarme, ni siquiera un mafioso.

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