Capítulo 11

517 56 15
                                    

Cuando Andrei llegó al departamento de Felipe no pudo evitar dar un saltito de emoción. Había deseado tanto que esa noche saliera bien, que al menos el moreno le diera una señal de que podía tener una oportunidad de seguir viéndolo, de que al menos le agradaba, era todo lo que necesitaba porque no quería sacarlo de su vida. Hernán era la primera persona que lograba volver a hacerlo sentir emocionado con la vida, pero no de la manera que lo hacían las fiestas y todo lo que obtenía de ellas que le daban una satisfacción esporádica y luego lo hacían sentir tan mal que tenía que salir a buscar un poco más de lo mismo para olvidarlo; Hernán le provocaba una emoción que también le pedía más, pero jamás se mezclaba con ese sentimiento de miseria, sólo lo hacía sentir feliz.

Y esa noche, en esa cita, Hernán lo había hecho sentir tan feliz cuando le había dado mucho más de lo que esperaba y sin que tuviese que forzarlo o pedir por ello, había respondido a sus movimientos, le había demostrado que quería que lo besara y cuando sus brazos se habían cerrado alrededor de su cintura, lo había hecho sentir como si hubiese encontrado su lugar en el mundo.

Hernán había dicho que podía ser muy perseverante, y tenía razón, porque iba a usar todo lo que tuviese a su favor para que el moreno quisiera estar en su compañía tanto como él lo hacía, para verlo sonreír como esa noche y hacerlo sentir feliz. Quería hacer a Hernán feliz.

- ¿Y tú? - le dijo Felipe sobresaltándolo mientras aún se mantenía en la puerta sonriendo como bobo sin poner atención a nada a su alrededor - ¿de dónde vienes tan arreglado y con esa cara de hueón? - terminó riendo.

- ¿Qué haces aquí? 

- Vivo aquí.

- ¿No ibas a salir con la Geral?

- Sí, pero tuvo que quedarse haciendo unas cosas de la u, así que aproveché de avanzar cosas del trabajo - le respondió escudriñándolo, Andrei definitivamente no esperaba encontrarlo - ¿por qué tan nervioso? tú nunca te vistes así.

- Salí por ahí, tenía que arreglarme para la ocasión - le respondió intentando restarle importancia porque la expresión de Felipe le decía que lo había descubierto.

- ¿La ocasión? soy yo Andrei, no tienes que hablar en código.

Andrei suspiró y caminó hasta el sofá donde se encontraba su amigo, algo nervioso por lo que le podía decir pero no podía mantener secretos con él, tampoco le hacía bien tenerlos, así que si iba a decírselo a alguien, ese alguien siempre sería Felipe.

- Salí con alguien...

- ¿Con quién?

- Con alguien que conocí... tú no lo conoces.

- ¿Saliste en una cita? - Andrei asintió lentamente - Andrei...

- Ya sé lo que vas a decir...

- ¿No es demasiado pronto? llevas un par de semanas en Chile.

- ¿Quién eres? ¿mi papá? - le respondió algo molesto, porque aunque lo esperaba, detestaba el dejo de desconfianza en su pregunta.

- Sabes porqué lo digo, tu psiquiatra fue clara y tú dijiste que irías con calma.

- Y lo estoy haciendo, ¿ves como estoy vestido? no me fui de fiesta, fui a cenar, con una persona que es para nada como los hueones con los que andaba antes.

- ¿Cómo sabes eso? ¿hace cuánto lo conoces si apenas llegaste?

- Porque lo sé - respondió tajante - no quiero molestarte, voy a llamar un uber y me iré a mi casa - Andrei se puso de pie, su noche había salido demasiado bien para contaminar su felicidad con esa conversación, por lo que no pretendía quedarse a escuchar.

Esqueletos en el armarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora