La imagen que Andrei encontró al ingresar al departamento era justamente la que temía encontrar.
Hernán estaba en el suelo de la sala sosteniendo su cabeza entre sus manos mientras se mecía y lloraba desconsoladamente, estaba tan agitado que desde que había abierto la puerta podía escucharlo respirar, y esparcido alrededor de él estaban los que eran los restos de un jarrón que descansaba sobre su mesa. Y había sangre; en esos restos, en esa mesa y en las manos de Hernán.
- ¡No! Hernán no, no, no, no... - repitió conteniendo el aire y llegando a él, se lanzó a su lado, sin preocuparse si se lastimaba con los vidrios quebrados y lo tomó de los brazos para revisarlo pero Hernán se resistió.
- ¡No me toques! no me toques... - le dijo entre lágrimas rompiéndole el corazón, pero no podía hacerle caso.
- Lo siento pero no te voy a dejar amor... Hernán por favor... déjame verte... - Andrei continuó luchando hasta que lo hizo ceder poco a poco, tenía algunos cortes y continuaba sangrando por ellos, pero parecían superficiales, al menos las zonas peligrosas no tenían daños - amor tienes que mirarme... tienes que respirar, esto no va a pasar si no intentas controlarlo, déjame ayudarte...
Hernán no quería ceder, pero cada vez el miedo era más grande, estaba en la misma etapa en la que Andrei lo había encontrado en LeBistrot, pero con una intensidad un poco más elevada, el llanto le dificultaba más la respiración y el murmullo en su cabeza estaba gritando. Casi no podía ver al castaño pero lo sentía, tocándolo con cuidado, como si le pidiera permiso y eso se sentía tan incorrecto porque ellos no hacían eso, no lo hacían hace mucho, el espacio personal de uno se había transformado en el espacio del otro, y el simple hecho de que Andrei se sintiera más distante lo hacía sentirse más ansioso. Lo necesitaba más cerca pero al mismo tiempo quería gritarle que se fuera, las palabras de Pedro se repetían en su cabeza junto al rostro de Andrei no sabiendo que decir, viéndose descubierto; minutos antes había aceptado ser su novio, si sabía donde estaban, a quien se iban a encontrar ¿por qué no dijo que tenía que confesar algo antes de responder? ¿por qué no lo dijo en otra ocasión, en uno de los tantos almuerzos, o cenas o veces que habían hecho el amor para terminar confesándose? ¿por qué le había ocultado algo tan básico? ¿acaso pensaba igual que su padre, que si le decía su nombre intentaría tomar ventaja y aprovecharse de él?
- Hernán por favor... vuelve a mí, mírame - le suplicó casi a punto de llorar, esta crisis era peor que la que le había ayudado a contener anteriormente y lo peor era que el moreno no quería cooperar - te juro que si así lo quieres luego me iré, pero por favor déjame ayudarte...
"... luego me iré" se repitió en la cabeza de Hernán haciéndolo sentir más asustado. No quería estar en ese limbo, quería poder tomar una decisión sin sentir terror, quería controlar lo que estaba sintiendo y quería exigirle a Andrei todas las explicaciones que no se creía capaz de exigir.
Se sentía tan débil que simplemente se dejó llevar, la opresión en su pecho era tan grande que dolía, como si algo en él se quebrara, y sus extremidades se sentían frías, con la sangre brotando de sus heridas como el flujo que lo drenaba de sus ganas de seguir luchando para vencer al ataque de pánico.
Andrei interpretó esa falta de resistencia como la señal que necesitaba para actuar, lo tomó firmemente del rostro ubicándolo en la posición correcta para que pudiese respirar y volvió a buscar su mirada, estaba tan sudado por el esfuerzo y sus ojos se cerraban por el cansancio pero eso no lo podía permitir, si eso sucedía podría desmayarse y de ser así tendría que llamar a emergencias. Necesitaba darle algo para traerlo de vuelta a la realidad pero no podía soltarlo para ir a la cocina a buscar un poco de agua o hielo, por eso hizo lo único que se le cruzó por la cabeza y lo besó. Hernán lo miró sorprendido con sus últimas fuerzas cuando el castaño se retiró y ese fue el momento que necesitaba, comenzó a respirar para que el moreno lo imitara, guiándolo con el sonido de su voz, logrando lo imposible. Hernán acompasó poco a poco su respiración a la de Andrei, tomó más tiempo del esperado, pero finalmente lo logró; cayó rendido en los brazos del castaño, descansando contra su pecho como lo había hecho aquella vez, sintiéndose igual de protegido a pesar de las circunstancias.
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Esqueletos en el armario
FanfictionHernán es arquitecto y un trabajólico que luego de un par de años de haber egresado y desempeñarse en trabajos menores pero obteniendo reconocimiento, ha logrado transformarse en más reciente socio del taller de arquitectos más grande del país y Lat...