Capítulo 8

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Hernán le había respondido el mensaje la mañana siguiente, de una manera bastante escueta y Andrei se arrepintió un poco de lo que había escrito, quizás no era lo más adecuado considerando la situación, Hernán había pasado por un momento muy difícil, de hecho aún no terminaba de pasar por el, Andrei conocía las características de los ataques de pánico y sabía de las consecuencias que traían, sabía que no era algo a lo que se le daba vuelta la página y se continuaba como si no había pasado, pero también sabía que era algo totalmente superable, si se trataba de la manera adecuada.

"Logré descansar, aunque aún siento que podría dormir más, gracias por lo de ayer, tú número me salvó la vida"

Andrei había firmado con un beso, Hernán no lo había hecho de esa manera. Andrei estaba claramente coqueteando a través de ese mensaje y Hernán lo había ignorado por completo, dándole una actualización de su estado porque sentía demasiada gratitud y luego cuando el castaño había respondido diciendo lo mucho que le agradaba saber que estaba mejor, nada había llegado de vuelta. Hernán ni siquiera había aparecido en línea y eso había sido una decepción, y también algo que lo preocupó.

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Hernán había cumplido su palabra y el lunes a primera hora había llamado a su psiquiatra, le había contado muy vagamente sobre su crisis y su cita mensual que debía ser en poco más de una semana había sido adelantada al miércoles de esa misma semana. Hernán había pedido a Sofía que organizara su agenda liberando por completo la mañana de ese día para de ese modo tomarse el tiempo necesario en su terapia, había decidido también que asistiría sólo, se lo había comunicado a sus amigos y aunque ambos habían insistido, finalmente habían aceptado su decisión. Hernán continuaba sintiendo esa ansiedad palpitante dentro de sí, sentía el miedo a recaer más fuerte luchando por vencerlo y cuando se encontraba solo con su insomnio durante las noches, sostener la camisa de Andrei era lo único que lo ayudaba a dormir.

Y eso lo hacía sentir tan ridículo.

No conocía a Andrei, lo había visto un total de tres veces, tres veces en dos semanas, donde todas habían involucrado una situación desagradable y si juntaba todos sus minutos juntos no creía que hubiesen compartido por un total superior a 3 horas. Era absolutamente absurdo que se sintiera de esa manera respecto a él, patético según él que sólo lograra dormirse abrazando su camisa, pero lo atribuía a que el rostro de Andrei fue lo primero que pudo ver claramente cuando sentía que se hundía más y más y ya estaba a punto de rendirse ante la desesperación. Eso era lo que le hacían las crisis, lo mantenían inseguro y asustado aferrándose a lo que fuese que lo mantuviera esperanzado, y en esta ocasión eso era Andrei. Pero lo superaría, con terapia lo superaría porque no podía pretender que el castaño fuese lo que lo mantenía a flote.

- Hace mucho no teníamos que adelantar una sesión Hernán, eso es una buena señal, te mantuviste estable por bastante tiempo, sabes que estás situaciones siempre pueden suceder, no van a desaparecer para siempre, pero a pesar de la magnitud que describes, te veo mucho más estabilizado que en otras ocasiones - le dijo su psiquiatra luego de que Hernán relatara todo lo sucedido ese sábado y los miedos que desde ese día lo estaban atormentando - no consideraría esto como un retroceso en tu terapia, lo veo como una dificultad de la que lograste salir y que estás manejando inteligentemente, y tú deberías verlo del mismo modo, por supuesto que no debes pretender que no sucedió.

- Claro que no, sé lo que tengo que hacer, modificar los estímulos que están en mi control para disminuir la ansiedad, pero... Raimundo - dijo utilizando todas sus fuerzas, pocas veces lo llamaba por su nombre, porque a pesar de que habían pasado casi 6 años seguía siendo difícil para él escucharlo y no recordar lo que le había hecho - yo estaba bien antes de verlo y verlo escapa de mi control... ha pasado tanto tiempo y aún tiene este efecto en mí, quizás nunca he mejorado y todo dentro de mí sólo estaba... dormido...

Esqueletos en el armarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora