Capítulo 23

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1 semana después

Luego de la conversación, Pedro no le había entregado la versión oficial del taller ni había derivado sus proyectos, había dejado su piso simplemente en pausa. Para Hernán continuaba despedido, se había llevado sus cosas de vuelta a su departamento aunque antes de salir de su oficina el hombre que fue su jefe se disculpó por la forma en la que le había hablado la noche del viernes; ya le había explicado muchas veces que reaccionó motivado por el miedo y cual era la causa de aquello, pero reconoció que no había sido la manera más adulta de hacerlo, el moreno aceptó la disculpa, porque sabía que si fuera su hijo él trataría de protegerlo con el mismo ahínco, es más, no necesitaba pensar en un hijo suyo, sólo tenía que recordar que la persona que buscaba proteger era Andrei para ponerse en su lugar.

Andrei no había abandonado el departamento de Felipe, sólo lo había hecho en dos ocasiones para ver a su psiquiatra. Los primeros días había llorado hasta caer dormido y había sentido unas ansias tremendas por buscar algún tipo de alivio pero no había cedido, porque cada vez que se había sentido débil había recordado los abrazos de Hernán, sus besos, sus caricias y cómo lo hacían sentir, y comprendía que ninguna de esas cosas que saliera a buscar lo llenarían tanto, sino, le quitarían más. 

No habían hablado con el otro, ni sabían en que estaban. Hernán se había encerrado en su departamento sin tener contacto con el mundo más que las llamadas telefónicas con sus amigos donde no revelaba su actual estado, porque realmente no sabía cuál era su estado; no lo habían llamado del trabajo para finiquitarlo y hasta donde él sabía todos sus proyectos seguían en marcha. Andrei había hablado con su madre para darle tranquilidad, pero no la había visto ni a ella ni a su padre, y a este último ni siquiera le había hablado. Sabía que tenía que volver a la universidad, pero aún no se sentía listo para retomar su rutina y no esperar que Hernán pasara por él para almorzar, así que había pedido una licencia psiquiátrica, para tener al menos 15 días para acostumbrarse a la idea de que su nueva rutina no incluía al moreno.

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Un par de días después Hernán había hecho algo tan simple como ir al supermercado y se había encontrado pasando por la universidad de Andrei e ingresando en el estacionamiento, era martes y a esa hora el castaño tenía su clase de introducción que odiaba porque a su parecer no enseñaba nada; quizás si se quedaba un rato podría verlo cuando fuera en busca de su auto para salir a almorzar o cuando pasara caminando junto a sus compañeros en dirección al casino del lugar, pero ninguna de las dos cosas pasó y su auto tampoco estaba en el lugar de siempre, ni en ningún otro, y no pudo evitar preocuparse.

La cita con Pamela y la conversación con Pedro le habían dado mucho que pensar esos días, así como el padre de Andrei había sido injusto con él actuando impulsado por el miedo, él había hecho lo mismo con el castaño, estaba dolido y asustado, y había dejado que las palabras salieran de su boca como las estaba sintiendo sin reparar en cómo haría sentir a Andrei, y se había sentido en su derecho, porque se sentía traicionado, pero luego de tanto pensarlo, había entendido que gran parte de su dolor no se debía a Andrei, porque podía soportar su mentira, se debía a las circunstancias y como estas habían jugado con sus emociones más frágiles.

Lo había perdido todo en una noche y no se sentía con el valor suficiente, pero creía que todavía podía rescatar una cosa, aunque nada volviese a ser como antes, sentía que se debía una última conversación con Andrei.

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Andrei estaba en el departamento de Felipe como lo había hecho cada día desde que había abandonado la casa de sus padres, luego de la primera semana, cuando se había descargado con su psiquiatra y había llorado y gritado en brazos de su amigo hasta quedar sin fuerzas, el pequeño había comenzado a dejarlo solo, porque Andrei estaba comenzando a parecer él mismo o al menos lo estaba intentando, y porque entre conversaciones no le había parecido que fuera un peligro para él mismo.

Esqueletos en el armarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora