CAPITULO 3 - PEQUEÑAS OBSESIONES

182 6 1
                                    


Shin AhRi

Sentí un escalofrío que me recorría todo el cuerpo cuando sus ojos se encontraron con los míos. Giré para poder verlo de frente... y no estaba, ¿cómo pudo haberse perdido entre la multitud si les sacaba una cabeza a todos?

Empecé a caminar en sentido contrario para buscarlo entre la gente, choqué con 2 o 3 personas que estaban apuradas por llegar a la banqueta, era obvio que estorbaba pero no me importó en ese momento.

Hasta que la calle quedó vacía. Las personas habían terminado de cruzar, el semáforo peatonal estaba en rojo y los autos comenzaban a pitarme. Regresé corriendo a la banqueta a la que me dirigía y me quedé parada por un momento viendo alrededor. Nada.

Me recompuse tanto como pude y continué mi camino al bar donde me esperaban mis colegas. Caminé el resto del camino obviamente mirando hacia todos lados, y justo cuando iba a entrar al bar me pareció ver doblando en la esquina a un hombre alto, con cachucha. Pero era muy poco para asumir que era el, no tenía ni idea de cómo vendría vestido por que me lo tapaba la gente. Así que me despedí de mis miedos y me dispuse a pasar un buen rato.

Bebimos unos cuantos tarros de cerveza intercalados con suju, nada exorbitante, después de todo solo era martes. Los chicos me pidieron que les platicara sobre la presentación de Eider, querían saber, por un lado, que había opinado el señor MinHo, y por otro, querían saber detalles de él ya que había estado por casi una hora a solas con él. Verán, el personal de la empresa lo adora, básicamente de una u otra manera todos terminan siendo un poco sus fans.

Me dio pena decirles que sobre nuestro trabajo solo había dicho "no es necesario, no veo como podríamos mejorarlo", así, en seco, sin nada más.

Así que les dije que "en resumen" había dicho que las propuestas eran inmejorables. Y sobre las preguntas sobre su actitud o su forma de ser me limité a decir "ustedes ya lo conocen, ¿que quieren que les diga?". Por que eso sí, hablar mal de mi jefe jamás!

Cuando salí de ahí ya estaba un poco mareada, no había bebido mucho, pero no sé, tal vez un poco el cansancio, tal vez las ganas de relajarme. Iba a pedir un taxi cuando recibí una llamada. Era de nuevo el secretario YoBin. Pensé en cortar la llamada, pero preferí dejar que sonara hasta que cortara sola, prefería que pensara que no tenía el teléfono a la mano o algo así.

Dejó de sonar el teléfono e iba a llamar un taxi cuando empezó a marcar otra vez. Pasó lo mismo 2 veces más, no podía llamar al taxi por que el seguía manteniendo mi línea ocupada. Yo ya conocía éste tipo de comportamiento, seguramente había estado tomando, no iba a parar hasta que le contestara. Así que decidí apagar el celular y caminar un poco hacia una calle mas concurrida para tomar algún taxi al pasar.

Tal vez era por las llamadas de YoBin que me hacían sentir un poco acorralada, pero de nuevo me sentía vigilada. Mire de un lado a otro, no parecía haber nadie, el callejón parecía vacío, y cómo estaba un poco obscuro las sombras de los postes, los botes, etc me ponían mas nerviosa. Empecé a caminar rápido, por un momento creí que escuchaba pasos pero al voltear no encontré a nadie.

Me empezó a ganar la desesperación y recordé al hombre que había visto en el reflejo. Así que sin más me quité los tacones y empecé a correr, solo tenía que llegar a la siguiente esquina y al dar la vuelta, una vez fuera del callejón me sentiría mas segura y habría gente en esa calle. Así que corrí mirando constantemente hacia atrás, y al llegar a la esquina y dar la vuelta a la derecha, por venir viendo que no me siguiera nadie, choqué en seco con alguien.

Reboté fuertemente y caí de sentón hacia atrás. Mis zapatillas salieron volando y entre el alcohol, el susto y el golpe tarde un momento en entender que me había pasado.

Pequeñas ObsesionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora