CAPITULO 20 - PEQUEÑAS OBSESIONES

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Shin AhRi

En el camino a la oficina todos se me quedaban viendo. Deben de haber pensado que estaba loca. Entre los ataques de risa y taparme la cara con los folders que traía!

Llegué a la oficina con una sonrisa de idiota. Traté de darle indicaciones al staff pero aun sentía la cara roja y ellos no paraban de preguntarme divertidos que qué me pasaba, y a mi me ganaba la risa. Así que decidí irme a encerrar en la oficina en lo que se me pasaba. Puse algo de música y me senté en mi escritorio para revisar los eventos de esta semana de MinHo y asegurarme que no se me escapara nada. En eso estaba cuando tocaron mi puerta.

GomSu – AhRi, la busca el señor MinHo – Levanté mi rostro antes clavado en la pantalla. Iba a responder que lo dejara pasar, pero antes de que pudiera decir algo él ya estaba entrando.

MinHo – Con permiso directora AhRi, le puedo robar unos minutos?

Me puse de pie inmediatamente y le hice una pequeña reverencia.

AhRi – Por supuesto – Volteé a ver a GomSu – GomSu, podrías traernos un poco de café?

MinHo – NO! – Respondió un poco exaltado, abrió mucho los ojos y puso hacia el frente las palmas de sus manos, como tratando de detenerlo casi físicamente jajajajaja – No, gracias, estoy bien. Mas bien... me ayuda con las persianas por favor?

GomSu – Con las persianas?

MinHo – A cerrarlas, me gustaría tratar este asunto en privado.

GomSu se apresuró a empezar a cerrar las persianas de una pared y MinHo se dirigió a cerrar la otra. Una vez que terminaron y GomSu salió por esa puerta, MinHo se encaminó hacia ella para cerrar también las persianas que la cubrían. Entonces dio la media vuelta y empezó a caminar hacia mi de forma decidida.

AhRi – Te extrañé – dije sonriendo.

El respondió con una sonrisa de lado mientras me aprisionaba con un brazo por la cintura y siguió avanzando hasta tenerme contra la pared.

Me miró fijo a los labios lamiéndose los suyos y después de verme a los ojos por un breve segundo, comenzó a besarme con un instinto animal que jamás en mi vida había conocido.

Sus manos danzaban por mi espalda y mi cintura, yo me prensaba a su cuello con ambas manos. Poco a poco empezó a jalar mi cuerpo hacia el suyo, y aun que supiera que esto estaba mal, que no era el momento ni el lugar, no había un solo pelo en mi cuerpo que quisiera resistirse.

Pensé que iba a ser difícil. Pensé que la primera vez que tuviéramos un acercamiento mas carnal a mi me iba a costar trabajo. Tenía miedo de vinieran a cazarme los fantasmas de mi pasado. Pero no, no había espacio en mi mente ni en mi cuerpo para otra cosa que no fuera desear mas de él.

Bajé mi mano hacía su pecho. Podía sentir sobre la tela la curva de cada músculo, no lo imaginaba así, lucía grande pero delgado, no pensé que estuviera tan bien trabajado.

Liberó mi boca de sus besos para repartir besos nuevos por mi oreja y por mi cuello. Mi respiración empezaba a agitarse y experimentaba sensaciones nuevas en rincones prohibidos de mi cuerpo. Tomé de su cara con mis manos para separarla de mi clavícula y abrirme paso para ser yo quien lo llenara de besos. Ese cuello que me hacía pensar en tantas cosas, esa quijada que bien podría ser la perdición de mi cordura. Abrí un par de botones de su camisa para abrirme un poco el camino hacia su amplio pecho. Sabía que pronto habría que parar esto pero de momento quería llevarlo un poco mas lejos.

Sentir sus reacciones a mis labios, los suaves sonidos cada vez que exhalaba. Quería conocer con él tantas cosas. Entonces de pronto empezó a alejar un poco su cuerpo del mío, no, yo aún no estaba lista para dejarlo ir, lo abracé por la cintura para volver a acercarlo a mi, pero encontré resistencia de su parte. Entonces colocó sus manos en mis hombros y detuvo el recorrido de mi lengua. Estaba rojo y con la respiración entre cortada. Se rió un poco.

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