CAPITULO 29 - PEQUEÑAS OBSESIONES

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Lee MinHo

Levanté el rostro para encontrarme con sus ojos. Cómo podía después de lo que había hecho y después de lo que había pasado verme aún con tanto amor en esos ojos?

MinHo – Mi amor - me puse de pie para acercarme a acariciarle el rostro – Como te sientes? No estás mareada? Te duele algo?

AhRi – Casi no me duele amor, solo estoy cansada. Tu? Estás bien?

Sonreí tristemente. Cómo podía todavía preguntarme eso?

MinHo – Estoy bien cielo. Le voy a avisar al doctor que ya despertaste. Quiere saber cómo estás para dar tu declaración.

AhRi – Dile que estoy bien, que vengan ya para que puedan encontrar a ese imbécil – Su rostro se ensombreció solo de mencionarlo.

Llamé al doctor y si acaso 3 minutos mas tarde ya estaba ahí con dos de los policías. El doctor le tomó primero los signos vitales a AhRi, y después de comprobar que se encontraba estable le preguntó si quería hacer esto acompañada o quería que nos retiráramos. AhRi tomó mi mano sin pensarlo dos veces y dijo que no era necesario. Entonces enderezaron la parte superior de la cama para que quedara sentada.

Policía – Bien señorita Shin AhRi, puede relatarnos lo sucedido durante esta madrugada? Por favor trate de ser lo mas detallista posible. Palabras, frases, tiempos.

AhRi – No se que hora era en realidad, estaba dormida cuando empezó todo. Pero me acosté a dormir por ahí de la media noche. Desperté por que escuché ruidos. Me asusté, porque ya había estado siendo seguida por alrededor de un mes y medio. Así que me levanté inmediatamente y quise ir a la sala para tomar mi bolsa y salirme de la casa. Mi teléfono estaba también ahí. Pero apenas salí del cuarto y él estaba ya saliendo del cuarto de al lado.

Policía – Pudo reconocerlo?

AhRi – En ese momento no. Traía cubre bocas y una gorra negra de Nike – gorra de nike, entonces si era el mismo hombre, pensé – Cuando lo vi corrí hacia él para empujarlo, quería salir huyendo pero el me estorbaba en el camino. Logré tirarlo, pero cuando pasé corriendo junto a él me agarró del tobillo y perdí el equilibrio, caí hincada en el piso y el me jaló del pelo para no dejar que me escapara mientras él se levantaba. Así tomada del pelo me echó la cabeza hacia atrás para que lo viera – Sus manos empezaban a temblar. Quisá no era muy evidente para los demás, pero yo lo noté enseguida por que estaba tomándola de la mano – y entonces se quitó la máscara y me dijo "No te asustes, soy yo princesa"

Policía – Lo reconoció entonces?

AhRi – Era Kim EumJa, mi exnovio, el que me vendió con YoungJoo cuando tenía 23 años – empecé a temblar yo también un poco cuando escuché eso. "Tranquilo MinHo, ella te necesita tranquilo", me dije a mi mismo.

Policía – Está segura? Según el expediente el señor EumJa murió hace 4 años en un accidente de auto en Japón.

AhRi – Pero no murió, fingió su muerte, el mismo me lo dijo!

Policía – Disculpe señorita AhRi , proceda por favor.

AhRi – Cuando vi que era él ya no solo estaba asustada, estaba llena de rabia. Pero de momento no sabía cómo salir de eso. Empezó a jalarme del cabello hacia la recámara. Yo traté de seguirlo avanzando hincada para que no me lastimara mas. En el camino empezó a decirme, que él hubiera querido que nos viéramos de forma diferente, pero que sabía que no iba a ser fácil hablar conmigo de otra manera. Me preguntó si lo entendía, y le contesté que sí, quería mantenerlo calmado. Entonces se puso de cunclillas frente a mi y me soltó el cabello. Me dijo "Sabía que podía contar contigo princesa", y aproveché ese momento para írmele encima. Lo empujé con todas mis fuerzas y lo tiré de espaldas en el piso. Me monté sobre él y empecé a golpearlo con todas mis fuerzas. Pude darle solo dos o tres golpes antes de que me agarrara las manos. Forcejeamos en el piso, yo ya no podía safarme. Hasta que me desesperé, y como no me soltaba las manos acerqué mis brazos a mi cara para morderle la mano con la que me tenía agarrada. Se la mordí de verdad fuerte, y me soltó. Fue entonces que me levanté para salir corriendo. Pero se levantó el también , me jaló de un brazo con la mano derecha y empezó a golpearme la cara. No se cuantas veces me pegó, pero me caí al piso y ahí empezó a patearme las costillas. – Me costaba tanto trabajo mantenerme tranquilo, trataba de mantener la respiración calmada y con la mano que tenía libre abría y cerraba el puño para tratar de relajarme. Quería matarlo, quería matarlo con mis propias manos – Fue cuando perdí el conocimiento.

Pequeñas ObsesionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora