CAPITULO 6 - PEQUEÑAS OBSESIONES

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Lee MinHo

Estaba apunto de decírselo todo cuando ella dijo:

AhRi – Es en la siguiente cuadra a la derecha.

Entonces puse atención al área donde estábamos. Era un barrio sin duda lujoso. Empecé a observar las casas, a las calles, los jardines. ¿Cómo podía ella pagarse algo así? Digo, no le pagaba mal, seguramente podría vivir sin problema en un departamento de lujo mediano. ¿Pero esto?

Llegamos a su casa. Era una casa de una sola planta, pero debía de tener al menos unas 2 hectarias de terreno. La fachada era blanca y con secciones de piedra clara. Entramos, y pasando la fachada había un jardín pequeño con muchas flores y una fuente que se encontraba justo frente a un ventanal desde donde se alcanzaba a ver una sala.

La casa estaba muy iluminada, había ventanales por todos lados y los techos eran altos, con lámparas por todos lados. En fin, a pesar de que los muebles y la decoración no eran excesivos, el lujo y el buen gusto se notaban por todos lados.

Así que el corazón que unos minutos atrás se estaba despejando, se volvió a sentir pesado una vez más con la duda. ¿De donde sacaría dinero para algo así?

AhRi – Esteeeee... ¿voy entonces a cambiarme?

MinHo – Adelante, sí.

AhRi caminó hacia el fondo de la casa unos cuantos pasos y luego dio media vuelta para verme.

AhRi – Señor MinHo

MinHo – ¿Si?

AhRi – Me da mucha pena, pero... ¿podría acompañarme? Estoy un poco nerviosa, me da miedo pensar que pudiera haber alguien – Claro, esa era la razón por la que yo había venido personalmente, ¿cómo pude olvidarme?

MinHo – Claro, vamos. Vamos revisando cada área si gusta para estar seguros.

Así que pude conocer la casa palmo a palmo. La enorme cocina equipada con mil curiosidades, el cómedor y antecomedor, el estudio, la sala de estar, la sala de tele, el área de servicios, las 3 habitaciones de huéspedes, cada una de ellas con baño propio y vestidor. Cada espacio estaba bien planeado y decorado. Fuimos al jardín trasero, era un jardín grande, con asador, comedor, sala lounge, columpios de madera y alberca. Ahí me mostró Adriana desde donde la había estado observando el hombre, y vimos herramientas de jardín tiradas y un arbusto roto, donde suponemos que el hombre tropezó con las herramientas y cayó sobre el arbusto, deben de haber sido los ruidos que escuchó AhRi.

Fuimos finalmente a su recámara. La recámara era amplia, de colores claros. La cama aún destendida llena de cojines y cobijas que invitaban a visitarla. En el vestidor estaba aún tirada sobre el piso su ropa de una noche antes, incluyendo la ropa interior, la cual AhRí se apresuró apenada a recoger. Revisé también el baño rápidamente y volví a la recámara. Me quedé un momento observando hacia esa ventana... no entendía por dónde había logrado entrar el hombre aquel. Me imaginaba el miedo que debió de haber sentido cuando lo vio ahí observándola.

Cuando me di la vuelta estaba ella sentada en la cama. Con la vista también perdida hacia la ventana. Se veía tan bonita con la luz del día pegándole en la cara. No pude evitar preguntarme que se sentiría despertar junto a ella.

MinHo – Parce que todo está en orden, la espero afuera – AhRi salió de su trance y se levantó para hacer una reverencia.

Salí de ahí y me fui a sentar en la sala principal. Observaba el jardín y la fuente sumido en mis pensamientos cuando escuché ruidos en la puerta principal. Así que salí corriendo a ver lo que pasaba.

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