CAPITULO 7- PEQUEÑAS OBSESIONES

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CAPITULO 7

Shin AhRi

Ese día llegué al trabajo cómo flotando entre nubes. Incluso antes de llegar a la empresa el señor MinHo había insistido en que pasáramos a desayunar algo en forma, la manzana y el yogurt podrían guardarse para comer un bocadillo a medio día.

Pensé que iríamos a alguna cafetería o algo así, pero olvidaba que él era Lee MinHo, entrar a desayunar a cualquier lugar rodeados de gente no era muy buena idea en realidad. Así que llamó a su asistente y le pidió que le tuviera listo café, fruta y sándwiches para dos en su oficina.

Platicamos el resto del camino sobre varias cosas. Me preguntó de donde era y donde vivía mi familia. Insistió en que debía de tomar medidas serias sobre la situación de anoche, insistió en que debería de avisarle a mis padres sobre lo que estaba pasando para que me enviaran seguridad. Pero le expliqué que de ser así podían pedirme que me fuera a vivir con ellos. Mi padre no se quedaría tranquilo sabiéndome lejos aún si pusiera gente a cargo de mi seguridad. Además, en mi opinión, vivir rodeada de gente vigilandome no podía ser una buena forma de vivir. "Te acostumbras con el tiempo", respondió el, había olvidado que el vivía bajo esas circunstancias la mayor parte de sus días. Me ahorré decirle que ya había vivido suficiente tiempo de esa forma, no quería volver atrás.

Una vez en la sala de juntas se desviaron los temas a cosas de trabajo. Tenía curiosidad sobre cómo había dado con las locaciones para todo lo que se había requerido, y cómo había conseguido bajar así los precios. Le expliqué que en cuanto a encontrarlos, pues solo había sido buscando hasta el cansancio. Para nueve propuestas finales analicé mas de 40 opciones. Y en cuanto al precio... podía llegar a ser muy creativa cuando quería.

En fin, entré a mi oficina sintiéndome aún soñando. Vi el sillón, aún con la frazada con la que me había cubierto durante la noche. Entonces recordé la escena, el golpe que le había propinado al señor MinHo y el susto al darme cuenta de que se trataba de él. Y lejos de darme pena el pensar en que había dejado inconsciente a mi jefe, estaba agradecida por ese malentendido que de alguna bizarra manera, nos había llevado por fin a cruzar esa línea que él había marcado entre nosotros dos.

¿Sus motivos? Claro que me daban curiosidad, pero si él no quería hablar de ello ¿quien era yo para insistir? Lo que si me daba vueltas en la cabeza era que no sabía que había estado haciendo el en mi oficina a esas horas, ¿que era lo que estaba buscando? Como sea, si algún día sentía que era buen momento, le preguntaría.

Le pedí a JunMion que preparara las carpetas guía para la presentación de la propuesta de Eider, el señor MinHo me había indicado que me preparara hoy para hacer la presentación al resto del comité directivo para mantenerlos a todos informados. En realidad, de acuerdo a la indicación que me había dado el señor MinHo al finalizar la presentación de ayer, ya había mandado las propuestas, así que aun que el comité tuviera observaciones que hacer, ya no era posible cambiar nada. Por lo que tenía toda la intención de dejarlos sin ganas de cambiar nada.

Estaba coordinando el servicio de cafetería para la sala de juntas cuando llegó YunJeong a la oficina.

YunJeong – Buenos días AhRí. ¿Cómo estás?

AhRi – Bien, mas que bien. Alistando los últimos detalles para la presentación, aun que ya sea solo una presentación de juguete.

YunJeong – ¿De juguete?

AhRi – Pues sí, por que ya la mandé a Eider – YunJeong se veía sorprendida, incluso molesta.

YunJeong – ¿Cómo que ya la enviaste? ¿Con autorización de quién?

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