Capítulo 3. El ascensor.

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Al fin había pasado la primera prueba de fuego. Había realizado mi primer viaje, al fin había conocido otro país, esta vez fue Alemania, pues el equipo se había enfrentado al Bayern Múnich. Aunque no pude conocer mucho de tierras teutonas, me encontraba más que feliz por la oportunidad de iniciar uno de mis sueños que era viajar. La conferencia de prensa fue un éxito, había logrado el objetivo de realizar una comunicación óptima entre jugadores y prensa. El equipo había ganado en suelo alemán así que regresamos a casa con el ánimo a tope.

Salí de la habitación del hotel a toda prisa, me había tomado más tiempo del esperado empacar mis cosas. Aún estaba a tiempo, pero imagine que ya la mayoría de la plantilla se encontraba en el autobús en espera de dirigirnos al aeropuerto. Cuando caminaba por el pasillo me di cuenta que Jude y Fede Valverde caminaban hacia el ascensor. Al verlos me sentí aliviada pues ellos también iban un poco retrasados, así que no sería la única. En cuanto ellos me miraron sonrieron, yo les devolví la sonrisa.

-¿Tarde? Me preguntó Jude con una sonrisa ladeada

-Si, el tiempo se me ha pasado volando.

-Nos ha pasado lo mismo, dijo Fede mientras el ascensor anunciaba su llegada.

En cuanto las puertas se abrieron dos encargados de limpieza del hotel salieron saludando gentilmente. Fede me hizo un gesto con la mano para que yo entrara de primero. Al hacerlo mi corazón se aceleró, mi claustrofobia era algo que aún no manejaba bien, y más aún cuando nos encontrábamos 30 pisos sobre nuestro destino.

Jude indicó el número de piso al que nos dirigimos, mientras las puertas se cerraban. Respire profundo. Cuando habíamos bajado unos 10 pisos, el ascensor se detuvo de forma abrupta. Inmediatamente me puse en alerta. Escuché a Jude maldecir, mientras Fede apretaba los botones del panel con insistencia.

El ascensor nuevamente se tambaleo bruscamente. Las luces comenzaron a parpadear. Jude presionó el botón de emergencia. Mi corazón se agitó con desenfreno, mis manos comenzaron a sudar y la sensación de ahogo se extendió por mi tórax, no podía respirar.

Quería gritar, quería decirles que necesitaba ayuda, que no podía respirar, pero mi voz no salía. Estaba hiperventilando. Así que tomé a Fede del brazo lo más fuerte que pude. Él me miró de inmediato.

-Valeria ¿qué te sucede? ¿Estás bien? Jude algo le sucede a Valeria, le escuché decir.

-Pero no le podía responder, mi pecho subía y bajaba de forma acelerada mientras emitía un sonido vacío de ahogo.

-¿Estás bien? preguntó Jude mirándome preocupado.

Yo solo negué con la cabeza. Debido a la hiperventilación mis manos comenzaron a dormirse, poniéndose rígidas como si fueran las pinzas de un cangrejo.

-Creo que tiene un ataque de pánico. Mírame Vale, tranquila vamos a estar bien. ¿Puedes respirar bien? Dijo Jude mientras se acercaba a mí.

Yo negué con la cabeza.

-Fede busca en mi maleta o en la tuya una bolsa, rápido dijo mientras se acercó completamente a mí.

El dolor en mi pecho se intensificó, mi garganta se secó y sentí que no podía más. Comencé a llorar, pero era un llanto silencioso. Sentía que si no respiraba iba a morir de inmediato.

-Vale, no llores estarás bien. Ya hemos pedido ayuda vendrán pronto- comentó mientras me tomaba de la mano. Ven te voy a ayudar a sentarte, dijo al ver que mis pies comenzaron a temblar.

Yo solo respiraba con muchísima dificultad emitiendo un sonido bastante extraño. Con cuidado Jude me ayudó a sentarme sobre el frío suelo del ascensor. Jude se inclinó delante de mí y tomó mi rostro en sus manos. Con sus pulgares secó las lágrimas que salían de forma pulsante.

La Traductora del Madrid. Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora