Capitulo 11. Venecia

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Jude corrió hacia nosotros.

-Vale, mi amor ¿estás bien?, dijo tomándome de las manos.

Mientras que dentro de mí se libraba una batalla. No quería que él ni nadie más se enterara de lo que había sucedido. No quería que en el equipo pensaran que yo era un imán para la mala suerte, primero lo del ascensor y ahora esto. No quería escuchar más comentarios acerca de lo sucedido, no quería recordarlo una vez más. Y ahí estaba Jude, le quería pero en ese momento por una razón extraña no quería ni mirarlo.

-Noelia, ¿Qué le sucedió? ¿Está bien? Casi gritó Jude al no recibir respuesta de mi parte.

-Jude, si está bien, pero no puedo hablar por ella, dijo mirándome como si esperara que yo hablara.

-Vale por favor dime si estás bien, dijo suplicante.

-¿Cómo lo supiste?, ¿cómo sabes lo que sucedió?, contesté de golpe. Jude me miraba ahora consternado.

-Eso no importa, lo que importa es si estas bien...

-Claro que importa le interrumpí, sí importa nadie debía saberlo, nadie dijo mientras con una mezcla de vergüenza y miedo.

-Vale tranquila, dijo Noelia acariciándome la cabeza, ya pasó.

-Me lo ha dicho Camavinga, replicó Jude a secas en un intento por mantenerme en calma.

-¿Camavinga? ¿por qué Camavinga? nadie debería saberlo

-Cama ha escuchado a Carvajal decirle a tu jefe, pero nadie más lo sabe, lo juro nadie más lo sabrá.

-Nadie tiene que saberlo.

Jude se acercó nuevamente a mí.

-Nadie lo sabrá lo juro Vale, te lo prometo. ¿Sí? Ven, dijo ofreciéndome sus brazos.

No sabía qué hacer, en ese momento tenía una gran confusión, y a pesar de que Jude no tenía la culpa de nada, sentía una especie de coraje hacia él. Pero una parte de mi, se conmovía de que estuviera ahí, y que se preocupara por mí. Así que poco a poco me acerqué a él. Sus brazos me atraparon con delicadeza, y su aroma me inundó por completo. Hizo que la taquicardia que sentía desde el infortunio desapareciera. Ese abrazo me hizo sentir tranquila, como en casa.

-No quisiera romper este momento pero creo que ya es muy tarde, todos debemos descansar, en especial tu Jude, mañana tienes que jugar y si el Míster sabe que estas aquí te mata. Escuché la voz de Noelia tras mi espalda.

Y era verdad era casi la media noche y Jude debería estar durmiendo.

-Noe, tiene razón, es mejor que te retires, dije mirándole a los ojos por primera vez desde que había llegado.

-No, no podré irme, el partido de mañana es importante pero tú lo eres aún más. Cama me cubrirá las espaldas, replicó con una amplia sonrisa.

-Te lo agradezco, pero debes descansar.

-No. quiero asegurarme que estás bien ¿sí? Por favor Noelia, dame unos minutos con ella ¿sí?

-Está bien dijo Noe mientras abría la puerta de la habitación y con su mano realizaba un gesto invitándonos a entrar

Así lo hicimos. Jude no soltó mi mano. Al entrar a la habitación, nos sentamos en la cama.

-Mi amor ¿estás bien? Lamento lo que pasó no sabes cuánto, no he podido estar en paz, quisiera ir y buscar a ese bastardo y golpearle. No debió ponerte un dedo encima. Sé que quizás no querías que lo supiera, pero por algo pasan las cosas. Por alguna razón, Cama lo escuchó y me lo contó. Te juro que nadie más lo sabe ni lo sabrá.

La Traductora del Madrid. Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora