Capítulo 7. ¿Su novia?

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El lunes llegamos al trabajo como de costumbre, trabajamos en la oficina de forma más relajada ya que la actualización del sitio web estaba lista. A la hora del almuerzo pensé en ver a Jude y de solo pensarlo las mariposas revoloteaban ansiosamente por toda mi cavidad gástrica.

Sin embargo cuando me dirigí con Noe al comedor le busqué intensamente por todas las mesas, escudriñando uno a uno de los jugadores y no le encontré. Desde ayer en la mañana no había hablado con él. Quería saber cómo se encontraba pero al parecer no se había presentado al entreno.

Y no podía preguntarle a nadie, no quería levantar sospecha sobre lo que estaba sucediendo entre nosotros. ¿Y si se había lesionado? ¿Y si le hubiera sucedido algo grave? ¿Por qué no me habría escrito?

Pasé toda la tarde distraída pensando en él, pensé en escribirle para asegurarme que estuviera bien. Hasta que Noe llegó a mi escritorio.

-Si te digo algo... ¿me perdonas por lo del mensaje?, dijo haciendo un puchero.

-Podría ser...contesté a punto de reír al ver su rostro.

-No. Dime sí o no, podría ser no es una respuesta

-Si está bien, contesté ansiosa de saber que tendría que decirme

-Ok... ya sé porque tu príncipe no vino al entrenamiento, comentó mientras me miraba de forma maliciosa.

-¿Mi príncipe? ¿Quién es mi príncipe?

-No te hagas la boba, quién más que Jude. Si has estado más distraída que de costumbre desde que no lo miraste en el comedor.

-¿Tanto se notó? Pregunté apenada.

No sé asintió.

-Bueno dime ¿Qué le sucedió?

-Está enfermo

-¿Enfermo? ¿Está bien? Pregunte con un tono de preocupación bastante obvio.

-Sí, está bien. Jude tiene un resfriado. Se ha quedado en su casa a descansar.

-¿Y cómo lo supiste?

-Conozco personas importantes en este club dijo alzando los hombros mientras ambas reíamos.

Después de saber que se encontraba enfermo pensé en ir a visitarlo de forma sorpresiva, así le llevaría algo de comer y le haría un poco de compañía, Jude había hecho mucho por mí y era mi hora de recompensar un poco de todo su afecto.

En cuanto salí del trabajo me dirigí a comprar unas cuantas cosas de comer, pensé en que quizá Jude no tendría ánimo de cocinar. Coloqué todo en una cesta y partí hasta su casa.

En cuanto llegué al residencial, el equipo de seguridad me hizo detenerme.

-¿A dónde se dirige la señorita? Preguntó el oficial que se encontraba a un lado del camino.

-A casa de Jude Bellingham.

-Me temo que no puede ingresar, dijo colocando una de sus manos en la ventanilla de mi coche.

-¿Y por qué no?

-Porque no estás autorizada, espeto entrecerrando los ojos.

-Mire señor, soy amiga de Jude, trabajo para el Madrid dije sacando mi acreditación como empleada de la escuadra. Él la miró con detenimiento

-Mire señorita Ferri, no dudo de usted y su amistad con Jude pero no puedo dejarla pasar.

-Está bien pero por lo menos, comuníquese con Jude, si él dice que no puedo pasar esta bien .

La Traductora del Madrid. Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora